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Disposición a votar en las elecciones de abril, una mirada desde Talca

Ernesto Reinoso/Sociólogo-Director Contextus Ltda.

Enrique Cantero/Antropólogo- Encargados de estudios cualitativos Contextus Ltda.

A poco menos de un mes de las elecciones a realizarse los días sábado 10 y 11 de abril donde se elegirán Concejales, Alcaldes, Gobernadores Regionales y Constituyentes, no se aprecia el mismo grado de efervescencia social que se pudo ver en los meses previos a octubre del 2020. Lo anterior puede estar dado, por una serie de factores que trataremos de ir explicando a continuación.

Desde el surgimiento del estallido social en octubre 2019, la ciudadanía puso en jaque a la clase política, la cual se vio de alguna manera obligada a asumir la modificación de la constitución construida en el Gobierno militar y que dirigió los lineamientos de este país en un sinfín de espacios. Los altos niveles de desigualdad, asumidos principalmente por la clase media y baja de nuestro territorio, además de la posibilidad de no poder tener opinión en temas sustanciales como salud, educación, derechos de agua, entre muchos otros, conllevo a una situación de indignación, la cual fue originada por un grupo de secundarios que evadieron el metro en la capital y como un efecto dominio, comenzó a gestarse en los distintos grupos de nuestra sociedad. Frente a la mencionada presión, no le quedó otra a los actores políticos de acceder a las demandas de la ciudadanía, pero no a cualquier demanda, sino a una que tenía que ver con la posibilidad de modificar la Constitución construida en la dictadura militar. 

En noviembre del 2019 distintos actores políticos se reunieron y firmaron un acuerdo por la Paz, el cual sentaba las bases para el desarrollo de un Plebiscito nacional que, el cual, aunque se haya modificado por la Pandemia, igual se desarrolló en el mes de octubre del año recién pasado. En esta instancia, el Apruebo gano en todo Chile con casi un 80% de las preferencias y más aún, la forma en que se tendría que redactar ese documento, era por las bases de la sociedad y no por la clase política que hoy por hoy es una de las instituciones de más baja credibilidad a nivel país.

Si miramos los datos de la consultora Contextus, podemos ver que en la encuesta desarrollada en agosto del año pasado un 60,6% de los encuestados/as declaraba ir a votar con toda seguridad, además de manifestar en un 84% que era determinante hacerlo. Frente a lo expuesto, podíamos visualizar una alta adhesión a ese proceso eleccionario, el cual era voluntario, pero que en esencia quería modificar los lineamientos del país, desarrollando una sociedad más igualitaria, con un mayor grado de oportunidades y que no solo beneficiaría a la clase de mayor poder económico de este país.

Luego del triunfo del Apruebo, existía una sensación colectiva de esperanza, pero con no menos temor que los partidos políticos o los grupos de mayor poder económico se apoderaran de esta instancia, ya que no podemos olvidar que el acervo principal de este triunfo es de la gente, o sea, las bases de nuestra sociedad.

A medida que fue avanzando el proceso de selección de los/as participantes a Constituyentes, se comenzaron a dar los antiguos vicios de la política que la gente no quiere, con caras que fueron parte de conglomerados con largos espacios de poder y con actores políticos que de una u otra forma se “querían repetir el plato”, lo cual era algo que la gente no esperaba, ni espera. A esto se suma, los grupos de independientes, los cuáles al no tener grandes recursos, ni tiempo, ni apoyos partidistas clásicos, pueden convertirse en una especie de “saludo a la bandera” dentro de este proceso democrático que le quiere cambiar la cara a Chile. 

Volviendo al tema de las encuestas de la consultora Contextus, podemos ver en un estudio realizado en el mes de marzo del presente año, que la disposición a votar por parte del votante duro llegó a un 47,4%, o sea, un 13,2% menos que el porcentaje que marcaba el votante duro para el Plebiscito y eso puede tener una serie de elementos necesarios de mencionar. 

Por un lado, la gran cantidad de personas que participaran de dicho proceso (Concejales, Alcaldes, Gobernadores Regional y Constituyentes), no hacen otra cosa que el votante caiga en una especie de confusión, encontrándose con papeletas de voto tipo “diario el Mercurio”, con un sinfín de candidatos/as, que lo único que haga es que haya una dispersión importante en los votos a obtener por los/as participantes y muy probablemente, los bolsones de votos sean acaparados por grupos que seleccionaron a actores políticos con un alto nivel de conocimiento, ya que como se dice popularmente “a nadie le gustar perder su sufragio”. A esto se le suma, que el gran aliciente era el tema de los/as Constituyentes, pero esa posibilidad de ha ido diluyendo debido al desorden que ha tenido este proceso, la falta de recursos mencionada anteriormente, además del nulo espacio que han tenido en las franjas electorales. Para finalizar, a este punto se suma, que la elección mencionada se llevará a cabo en dos días (por primera vez en la historia), y no sabemos el rol que podría jugar la Pandemia en los segmentos adultos mayores que por temor a contagiarse se podrían restar del proceso eleccionario.

Frente a todo lo anteriormente expuesto, sería pertinente, sobre todo por nuestra situación sanitaria mover un par de meses las elecciones, donde el proceso de vacunación tenga un alcance más significativo en la población, lo cual conlleve grados importantes de confianza a la hora de participar, así como también, darles la posibilidad a los candidatos/as con menos recursos y menos posicionamiento público a desarrollar mayores espacios de conocimiento en el posible votante. Lo planteado en el presente documento no está en nuestras manos, pero como centro de estudios local, consideramos determinante abrir el debate para implementar modelos eleccionarios más representativos y con mayores niveles de información, tal como lo haría cualquier sociedad que dice reconocerse como desarrollada o en vías de ello y de esta forma, redactar una carta magna ordenada, integrativa y que represente el sentir de la mayor cantidad de compatriotas que decidieron este mecanismo para tener un país más inclusivo, igualitario y con mejores estándares en su calidad de vida.

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