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«Debemos tener una migración como dicen las resoluciones de la ONU, ordenada»: Canciller Van Klaveren

En su primera entrevista con un medio internacional, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores chileno, Alberto van Klaveren, se refirió a los desafíos que enfrenta Chile en relaciones internacionales, donde la crisis migratoria asoma como primordial.

El secretario de Estado advirtió que se necesitan nuevos instrumentos regionales y “una cooperación mayor de la que existe ahora” entre los países para poder combatir al crimen organizado que se ha infiltrado en la migración aprovechándose de ella, y recordó que Chile es un país de migrantes que requiere de un flujo “regular y ordenado”.

En una entrevista con EFE, la primera concedida a un medio internacional desde que asumió en marzo, el experimentado diplomático instó a la Unión Europea a multiplicar su relación con Latinoamérica y reveló que el innovador Acuerdo de Asociación con Chile está listo y se firmará a final de año, durante la presidencia rotatoria de España.

– Usted ha asumido recientemente la cancillería ¿Qué desafíos afronta Chile?
– Para nosotros es muy importante la relación con América Latina. Hoy por hoy hay una serie de iniciativas en nuestro continente y todas apuntan a una mayor cooperación, que vemos como muy necesaria. Hay una serie de temas que requieren de atención especial, como el tema migratorio.

Hay una crisis migratoria que afecta a distintos países y obviamente hace falta una cooperación mucho mayor de la que existe actualmente. Sabemos que es un tema muy complejo. También en Europa, pero la verdad es que disponemos de pocos instrumentos para afrontarla colectivamente. Uno de nuestros esfuerzos en estos momentos es poder fortalecer esos mecanismos de cooperación a nivel regional. Se habla de revivir Unasur, en cualquier esquema a nosotros nos interesa participar.

– ¿Ese esquema incluye también hablar con países como Bolivia y Venezuela?
Es necesario hablar con Venezuela y Bolivia, absolutamente necesario. Venezuela está interesada en la repatriación de sus ciudadanos. Tenía un programa de repatriación que se ha visto interrumpido. Nos interesa que ese programa pueda reanudarse

Con Bolivia tenemos un diálogo bastante permanente. Pese a las diferencias, hemos logrado establecer un diálogo basado en el respeto mutuo y creo que hay una disposición muy positiva de Bolivia, sobre todo para encontrar mecanismos para poder controlar una migración que es irregular, pero que no está necesariamente asociada a fenómenos de delincuencia.

– En ese punto, existe cierto miedo en la sociedad, una identificación de migración y crimen…
Este no es el primer flujo migratorio que recibe Chile. Chile ha sido un país de inmigrantes. Muchos de nosotros somos hijos de migrantes. Y en otras etapas hemos tenido flujo migratorio importante, también de otros países latinoamericanos, (algunos) muy importantes como la comunidad peruana que se ha asimilado perfectamente.

El problema actual es que afrontamos un flujo muy intenso y que se ha visto asociado en algunos casos a fenómenos de criminalidad organizada. Parte de este flujo migratorio ha sido alimentado por bandas criminales que facilitan el acceso de los migrantes, los transportan, los dejan al descubierto en lugares absolutamente desolados y que plantea problemas muy serios en términos de asistencia humanitaria… es un problema muy real.

– ¿Cómo se combate?
– Debemos tener una migración que sea como dicen todas las resoluciones de Naciones Unidas, que sea regular, que sea ordenada. Eso es lo que nos hace falta. En Chile hay comunidades inmigrantes de origen venezolano, que están aportando a distintos sectores de la economía. Tenemos trabajadores bolivianos en el norte. Son personas que han sido acogidas y que son respetadas por las comunidades de acogida.

Pero hay también ese elemento irregular que en la percepción pública se ha visto asociada a fenómenos nuevos de criminalidad que no existían antiguamente en Chile. Creo que todos los países tienen una capacidad limitada en términos de absorción de inmigración y me temo que en Chile esa capacidad está agotada.

Unión Europea y China

– Cambiando de continente, ¿Cómo percibe las relaciones con Europa?
– La buena noticia es que terminó la negociación de nuestro nuevo acuerdo marco, que se ha modernizado. Lo que estamos esperando ahora es que puedan terminar el proceso de revisión legal y poder firmar ese acuerdo durante la presidencia española.

Es un instrumento interesante, innovador, que plantea una serie de temas nuevos como la economía digital, energías limpias o temas de género. Y que contiene un mecanismo de solución de controversia muy original, de última generación. Nos enorgullece mucho que la UE haya impulsado este acuerdo con nuestro país. También como una suerte de laboratorio, si se quiere, del potencial de las relaciones entre la UE y América Latina.

– En el mes de julio se recupera la cumbre UE-CELAC
– Nos interesa mucho porque pensamos que puede marcar un hito para revivir la relación regional. A nosotros como país nos interesa mucho mandar un mensaje a Europa. Aspiramos a que haya más presencia europea en América Latina. A veces se genera cierta inquietud en los medios europeos respecto a la presencia de otros actores. La única forma de contrarrestarla o equilibrarla es a través de una mayor participación de Europa en el comercio. En materia de inversiones.

Creemos que Europa tiene que mantener una presencia importante, sobre todo en áreas en que tenemos muchas coincidencias, como la política. Hay también una vinculación histórica que debe cultivarse y darle un sentido más actual. También a nivel de sociedades civiles y de contactos académicos, fundamentales.

– En este contexto, ¿Cómo influye un actor tan poderoso como China?
Para nosotros es una relación importante, que valoramos en términos económicos. Nuestro principal socio comercial es China y tiene que ver con la estructura de nuestras exportaciones y las necesidades del mercado chino. Las inversiones chinas son tan bienvenidas como las europeas o de Estados Unidos. Nos interesa poder garantizar una certeza para los inversionistas y un ambiente favorable para la inversión extranjera.

Diplomacia turquesa y feminista

– ¿La defensa del medioambiente y el feminismo siguen siendo ejes de este Gobierno?
– Chile es un país que tiene una proyección oceánica muy grande. Hemos declarado zonas bastante amplias de nuestro océano como zona protegida. Hay una nueva convención internacional a la que le asignamos mucha importancia, referida a toda zona en alta mar, sobre la cual no había una regulación clara para preservar la biodiversidad… Se negoció a nivel global bajo el amparo de Naciones Unidas y aspiramos a que la sede de esa convención pueda instalarse en Chile.

Apoyamos también las iniciativas que apunten a lograr una mayor igualdad de género y a la protección de los derechos de las mujeres. Nos preocupa mucho la violación constante de los derechos humanos de las mujeres en países como Afganistán, Irán. Estamos apoyando muchas iniciativas al tiempo que formamos parte de alianzas que apuntan a proteger la diversidad sexual, etcétera.

Liderazgo regional
– La aprobación interna del presidente Gabriel Boric está a la baja, ¿Cree que influye en su liderazgo regional?
– No tenemos aspiración de liderazgo. Hay un mundo de izquierda en América Latina que es bastante diverso, con distintas sensibilidades. Pero el presidente ha sido muy claro en el sentido de buscar, expresar y respetar la diversidad ideológica. Tanto con gobiernos de izquierda, como gobiernos de centro y centroderecha. No limitar la cooperación solamente a un número reducido de países, sin perjuicio de las coincidencias naturales.

Celebramos que haya iniciativas internacionales como (reintegrar a) Venezuela con la participación de los propios venezolanos, que es un elemento absolutamente básico, junto al apoyo que puedan prestar otros países, que también están cooperando en la búsqueda de un diálogo entre los distintos sectores, con participación de Estados Unidos, y creemos que ahí se abre una perspectiva interesante.

– Chile recuerda este año el 50 aniversario del golpe de Estado de Pinochet. ¿Cuál es el mensaje?
– Lo que queremos hacer es un ejercicio de memoria, pero al mismo tiempo también de reflexión, de cómo podemos evitar que algo así vuelva a repetirse no solamente en nuestro país, sino en otros.

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