Emocionados y orgullosos. Así se sintieron los usuarios de INDAP Ana María Contreras González de la comuna de Colbún y Egon Muñoz Quezada de la región de La Araucanía, al ser distinguidos, junto a otros ocho artesanos nacionales, con el Sello de Excelencia a la Artesanía 2016, que busca relevar esta manifestación de la cultura nacional según parámetros de innovación, autenticidad, sustentabilidad y potencial de comercialización.
El reconocimiento es otorgado desde 2008 por el Comité Nacional de Artesanía, integrado por el Área de Artesanía del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el Programa de Artesanía de la Pontificia Universidad Católica de Chile (delegados nacionales del World Craft Council, WCC), con el patrocinio de la Oficina Unesco de Santiago.
La ceremonia de entrega de los galardones se realizó en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) de Santiago y contó con la asistencia del ministro de Cultura, Ernesto Ottone; del director nacional de INDAP, Octavio Sotomayor, y de la directora del Museo de Arte Popular Americano Tomás Lago -que alberga e itinera las 111 piezas que han obtenido este sello en sus nueve versiones-, Nury González, además de representantes del mundo académico y de las artes.
Homenaje a las matriarcas
Ana María Contreras (56), de la localidad de Rari, en la comuna de Colbún, casada y con dos hijos profesionales que viven en Santiago y Valparaíso, obtuvo el Sello de Excelencia por un centro de mesa tejido en crin vegetal, compuesto por 49 círculos de 4 centímetros en tonos naturales (blanco y negro). Cuenta que los comenzó a tejer hace dos años pensando en hacer un individual, pero después pensó que “uno no es ninguno” y se le ocurrió la obra que le valió el galardón.
Su trabajo también tuvo un fin más personal y emocional, que fue homenajear a su madre Raquel y a su abuela Piedad, quienes le enseñaron, siendo muy niña, este oficio que hoy ama. “El trabajo en crin siempre fue lo más importante en su hogar porque se vivía de eso, era lo único que se hacía y todos aprendíamos a tejer desde chicos, incluidos los hombres. Yo les enseñé a mi hija, a un sobrino y a un nieto de 8 años. Además, siempre hago talleres para la gente interesada, porque no quiero que se termine esta tradición. Antiguamente se hacían más piezas utilitarias y eso fue lo que intenté rescatar con este homenaje”.
La artesana cuenta que por razones laborales y de estudio de sus hijos se trasladó a Santiago con su familia. Vivieron 33 años en la comuna de Recoleta y ella jamás dejó de tejer.
Pero si algo que tenían claro con su marido era que en algún momento regresarían a su tierra para pasar la vejez. Y así lo hicieron hace tres años. Compraron una pequeña parcela y construyeron su casita en medio de los cerros. Su esposo hoy hace fardos y ella sigue tejiendo. “Nos falta día para trabajar”, dice.
Ana María pertenece a la Comunidad Artesanas de Rari y comenta que junto a la Agrupación Maestra Madre se apoyan entre todos, realizan “tejetones” y hacen todo lo posible para que la localidad tenga una mejor calidad de vida.
Troncos azumagados
El otro galardonado de INDAP, Egon Muñoz (38), del sector Candelaria, en Pucón, casado y con tres hijos, obtuvo el sello por una fuente de coigüe con un diseño y una elaboración muy particulares. “Tiene una forma muy distinta a las fuentes convencionales, porque seguí las vetas de un tronco que dejé durante un mes en medio del bosque, a la intemperie, a merced de la lluvia, los cambios de temperatura y los microorganismos, para que quedara azumagado (enmohecido). Eso le dio una tonalidad más oscura y original. Luego le di forma y le realicé terminaciones finas”, comenta.
Cuenta que se dedica a la artesanía desde 1997, que aprendió el oficio de su hermano y de otros cultores mayores de la zona y que esta línea de obras amorfas con que obtuvo el galardón la comenzó a desarrollar hace dos años: “Es una mirada artística al proceso de descomposición de la madera, a los cambios que experimenta con el tiempo y los elementos, para trabajarla antes que se pudra”.
Egon relata que no sabía muy bien cómo postular al sello ni de qué se trataba, y que el último día envió tres fuentes, dos de coigüe y una de raulí rojo, para ver qué sucedía. “Me sorprendió mucho cuando me dijeron que había sido uno de los seleccionados. Yo vivo de la artesanía y espero que esto me dé más visibilidad para vender mi trabajo”, afirma.
Este joven artesano tiene su sala de ventas en el Camino El Volcán de Pucón, ha participado en las dos últimas ExpoMundoRural realizadas en Santiago y realiza clases de tallado en el marco del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) de INDAP y a grupos nacionales y extranjeros que se lo solicitan.
Los demás ganadores del Sello de Excelencia fueron: Javiera Carrillos, Cristian Molina, Paulo Morales e Hilda Díaz, de la Región Metropolitana; Sofía Muñoz, de Coquimbo; Mireya de las Mercedes Bustos y Manuel Martínez, de O’Higgins, y Víctor Manuel Ruiz, de La Araucanía.