Guillermo Mayer dice tener esa especialidad y presenta títulos de universidades venezolanas, pero en realidad no tiene dicha capacitación: ambos títulos son falsos.
Ve la presión de sus pacientes en las yemas de los dedos, sin máquina alguna; diagnostica depresión y propone «salir a tomar algo» para tratarla; se tarda tan sólo nueve minutos en diagnosticar a un paciente que ve por primera vez.
Esas son algunas de las prácticas de un falso médico que se desempeñó como experto en geriatría en nuestro país. Guillermo Mayer dice tener esa especialidad y presenta títulos de universidades venezolanas, pero en realidad no tiene dicha capacitación: ambos títulos son falsos.
El ciudadano no registra revalidación ni obtención de título en la Universidad de Chile, tampoco ha solicitado rendir el Exámen Único Nacional de Conocimientos de Medicina y no está en el registro de prestadores acreditados por la superintendencia de Salud.
«Yo, fuera de ser geriatra soy cirujano. yo saco apéndices y vesículas todos los días», cuenta Mayer a un paciente antes de contar que trabaja en el servicio público atendiendo urgencias no-COVID.
Este falso médico se desempeña en los servicios del Hospital Félix Bulnes y el Hospital Sótero del Río. El presidente de la Corporación de Certificación de Especialidades Médicas (Conacem), Lorenzo Naranjo, explicó que «la pandemia obligó a hacer un decreto supremo del ministerio de Salud que permite que los servicios de salud puedan contratar médicos extranjeros sin tener el título de médico cirujano reconocido en Chile».
Actualmente el trabajo a domicilio que hace Mayer es un delito: en nuestro país califica como ejercicio ilegal de la profesión.
