El viernes 22 de junio pasado fue formalizado el sargento de Gendarmería Héctor Palma, por presuntamente omitir el cuidado de los cuatro imputados del homicidio de Margarita Ancacoy, al momento de ser torturados por otros reclusos en el penal Santiago 1.
Lo ocurrido derivó en la crisis del sistema carcelario en Chile y, aunque ya se conocíam, puso en el debate las pésimas condiciones de trabajo de los funcionarios penitenciarios.
En una carta emitida a sus compañeros, Palma hace un llamado a que «que no guarden rencor por nadie, aunque sabemos que esto que está sucediendo es ‘todo un montaje’ a mi persona«.
El funcionario acusa «una seguidilla de secuencias raras en distintos procedimientos» y que «se ha entregado información alejada de la realidad como que la visual era nítida y constante en todo momento hacia el patio cuando la verdad no es así. Hay que trabajar con movimientos constantes de internos a la entrada y salida del módulo».
«Nunca puede dar mi versión de los hechos (me presenté voluntario, me detuvieron y me formalización)», agrega.
Palma, sostiene que nunca en sus 21 años de carrera se le ha involucrado en ningún tipo de acto violento y menos de tortura contra internos. «En vez de que me den una ‘medalla’ por salvarles la vida a dos intenos, estoy privado de libertad«, afirma.
Esto porque según el sargento, «las mismas víctimas me daban las gracias y entiendo también por escrito que declaran que les salvé la vida«.
Finalmente, Palma hizo un llamado «a las autoridades correspondientes que por favor terminen con los engaños«, y agradece «el apoyo en estos difíciles momentos», diciendo no perder la esperanza.
