Apenas conocemos nada de lo que hay bajo nuestros pies. Si la Tierra fuera una manzana, todas las minas y otras perforaciones que hemos hecho en el planeta apenas supondrían una décima parte… de la fina piel de la manzana.
La Japan Agency for Marine-Earth Science and Technology (JAMSTEC) va liderar a un equipo de científicos internacional que aspira a cruzar esa piel y llegar hasta donde nunca ha llegado el ser humano: el manto de la Tierra.
Perforando el mar
Las aguas de Hawái se estima el lugar idóneo para acceder a las entrañas de nuestro mundo. El primer paso, pues, es investigar intensamente la estructura subterránea de la zona para encontrar un lugar adecuado para la perforación: estudiarán el espesor y la temperatura de la corteza a través de las ondas sonoras.
Utilizando el buque de perforación científica de aguas profundas Chikyu de Japón, si estima que la perforación hacia el manto de la Tierra podría empezar en el año 2020.
El manto se encuentra debajo de la corteza, que cubre la superficie de la Tierra. Alrededor del 80 por ciento del volumen del planeta está compuesto por el manto. Está formado de roca y se mueve lentamente, afectando la deriva de los continentes, los movimientos de la placa (que causan terremotos) y la actividad volcánica.
La corteza oceánica, de unos seis kilómetros de espesor, es más adecuada para llegar al manto, ya que es más delgada que la corteza continental, que tiene decenas de kilómetros de espesor.
Hasta ahora, usar una tubería para perforar a semejante profundidad suponía un desafío técnico, pero por fin podría hacerse gracias al uso de nuevos materiales, más resistentes y ligeros, para la tubería. Una vez superado el problema técnico, habrá que obtener la financiación, que se estima alta: alrededor de 500 millones de euros.
Otros agujeros profundos
El agujero más profundo que se haya perforado nunca tiene 13 kilómetros y está en Rusia, en la Península de Kola. Es un hoyo excavado en 1962 como proyecto científico. Esta perforación submarina, la mayor realizada hasta la fecha, se encuentra en Nueva Zelanda y tiene 2 km de profundidad. La llevó a cabo el JOIDES (nombre del barco de la Unión de Instituciones Oceanográficas para el Muestreo de Profundidades).
En ese sentido, el interior de nuestro planeta es tan inhóspito como el espacio exterior. Bill Bryson lo expresa así en su Breve historia de casi todo:
Se ha calculado que si abrieses un pozo que llegase hasta el centro de la Tierra y dejases caer por él un ladrillo, sólo tardaría 45 minutos en llegar al fondo. (…) Si la Tierra fuera una manzana, aún no habríamos atravesado toda la piel.