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Comunidad de Chiloé no tenía agua, se organizó y construyó red en vertiente: 1.500 beneficiados

La Comunidad de Nal Alto en Chiloé no tenía agua, algo más común de lo que se cree en esa zona del país, sobre todo en sectores rurales o remotos. Eso pese a que la isla sigue siendo lluviosa, aunque el cambio climático, la mayor densidad poblacional y la pérdida del bosque nativo han aumentado la escasez hídrica, sobre todo en verano.

Pero los residentes se organizaron, construyeron una red en torno a una vertiente y con eso nació la Red de Agua Comunitaria de Nal Alto, una solución que se estima que será definitiva y permanente en el tiempo, con lo cual le podrán decir adiós a los camiones aljibe.

Todo comenzó después de cuatro cabildos participativos por el agua que se realizaron en Chiloé.

En estos, más de 400 agricultores hicieron un diagnóstico donde se habló del manejo integrado de cuencas y derechos de agua, entre otros temas.

Después vino el reconocimiento de una fuente local de agua que no se secara en verano, el codiseño de la red de abastecimiento, el listado de materiales y el presupuesto estimado.

El proyecto postuló en 2021 al programa Fondo Común de Fundación Lepe, adjudicándose $30 millones para su concreción.

Con este, finalmente serán 36 los grupos directamente favorecidos en Nal Alto: 34 familias y dos servicios públicos, la escuela y la posta rural.

En total, de acuerdo a Fernanda Villarroel, directora del proyecto, hay más de 1.500 beneficiados.

“Un modelo de gestión de agua diferente”

El proyecto también fue apoyado por el municipio de Ancud y fue ejecutado por Chiloé Activo a través de su equipo de trabajo “Agua Nueva”.

“Red Comunitaria de Agua de Nal Alto es un modelo de gestión de agua diferente porque se basa en la participación, empoderamiento y entendimiento de la comunidad para que ellos reciban agua”, agregó Villarroel.

“Nosotros como familia pusimos a disposición de la comunidad la vertiente donde se colocó la toma de agua y el resto de la comunidad está participando con su esfuerzo y trabajo para hacer que el agua llegue a los hogares”, comentó por su parte Carlos Vargas, el que compartió con Nal Alto la fuente de agua requerida.

“Nosotros no llegamos con la idea de entregarles agua sino que ellos tenían que trabajar con nosotros fuertemente, mano a mano, realizando el codiseño de la red de abastecimiento y concretándola. También debían aprender sobre los ecosistemas, haciendo partícipe a toda la comunidad”, afirmó por otro lado Rolando Rojas, ingeniero del equipo de Agua Nueva.

“Uno de los resultados más importantes que tiene este proyecto es que se va a conformar un comité de agua entre los mismos beneficiarios para que velen por el buen funcionamiento la red y, una vez que el equipo ejecutor se retire del proyecto, la comunidad va a tener todas las herramientas para poder administrarla”, aclaró Villarroel.

Desde la fundación destacaron la implementación de esta red como una solución factible ante la crisis hídrica que se vive en cientos de localidades rurales aisladas de Chile, a bajo costo, con un rol protagónico en la comunidad, fortaleciendo la gobernanza del agua y donde se respete y valore los ecosistemas presentes.

fundación lepe

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