En la región de Ñuble, los incendios forestales también afectaron viñedos de grandes y pequeños productores, especialmente los que están ubicados en la comuna de Coelemu, en el Valle del Itata, reconocida zona vitivinícola.
Tal es el caso de Leonardo Erazo, quien perdió más del 90% de sus seis hectáreas destinadas a la producción de vino a raíz de la propagación de las llamas. Además de los daños económicos que le significará este siniestro, el afectado también lamentó la pérdida patrimonial, ya que algunas de las plantaciones tenían más de 200 años.
El empresario, que producía dos marcas de vino y exportaba a países de América, Europa y Oceanía, relató que el incendio en la zona «partió el miércoles (1 de febrero) muy tímido y no se controló. En la noche explotó y el jueves en la mañana ya estaba todo quemado», consignó Diario Financiero.
«No hubo cómo evitarlo, había 40 grados y un viento terrible. Yo tengo paños de parras separados y en menos de dos horas ya estaba todo quemado».
Otro hecho que lamenta es que la emergencia arruinó todos los planes que se tenía para la vendimia, cuya cosecha suele empezar el 1 de marzo. Erazo es consciente de que no habrá uva para este año ni el próximo, quedando en la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en 2025.
«Hay algunas —parras— chamuscadas, pero a otras las agarró el fuego y se quemó todo (…) No hubo manera de controlar nada, fue tan rápido y tan agresivo. Después, entre el calor, el viento y el humo, no se puede hacer nada», declaró.
El apoyo que el Estado y privados comprometieron
El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, informó que «habrá un aporte específico a los actores afectados por el incendio, se está levantando en terreno el tipo de daño y la cuantía. En el caso de empresas de mayor escala, se generará un crédito y un programa que se está articulando con el Ministerio de Economía y Corfo».
Desde Vinos de Chile señalaron que «estamos coordinando una serie de iniciativas para recolectar fondos y entregar todas nuestras herramientas para apoyar a los productores, entendiendo que la industria no ha estado exenta de las consecuencias, y las localidades cercanas a emblemáticos valles viñateros, en especial el de Itata, han sufrido serias complejidades».