Una sola lluvia primaveral puede afectar irremediablemente toda una producción de cerezas por lo cual los fruticultores están utilizando cubiertas plásticas para proteger los huertos, aunque el microclima artificial generado podría afectar la calidad y condiciones de la fruta. De esto último no hay mayor evidencia ni certeza científica en Chile, por ello el equipo del Centro Pomácea, gracias a un proyecto FIA (Fundación para la Innovación Agraria) investigará las potenciales alteraciones en el crecimiento de los árboles y en la calidad nutricional de la fruta producida.
José Antonio Yuri, director del Centro Pomácea de la Universidad de Talca, manifestó que “los agricultores perciben algunas inconveniencias, particularmente el ablandamiento de la fruta en cultivo encarpado, pero no hay suficiente evidencia científica en Chile para aconsejarles, por ello la industria nos pidió investigar más en el cultivo de cerezo. Hay mucha información extranjera que se importa, se trabaja la tecnología, pero no funciona porque no se puede copiar uno a uno la investigación, hay que adaptarla a la realidad y nosotros nos hemos inclinado en abordar los problemas de la industria frutícola en Chile y resolverlos, es nuestra misión”.
Álvaro Sepúlveda, encargado del laboratorio Ecofisiología Frutal del Centro, explicó que “este proyecto consiste en identificar los cambios que se producen bajo la cubierta plástica, en el microclima y en la nutrición del fruto. El fruticultor debe hacer un manejo agronómico distinto si se tienen las plantas creciendo a la intemperie o bajo techo”.
Para que la fruta pueda ser exportada debe tener un tamaño, firmeza y calidad determinada, además de atributos degustativos, los cuales se deben mantener durante el periodo de transporte hasta el consumidor final. “Para que eso ocurra la fruta tiene que tener internamente determinados nutrientes en cantidades apropiadas”.
El ingeniero agrónomo enfatizó que “lo que el proyecto busca establecer si es necesario cambiar la estrategia de fertilización para alcanzar los valores necesarios en la fruta, para que esté en óptimas condiciones para soportar largos periodos de viaje”.
La iniciativa identificará indicadores y relaciones nutricionales y agroclimáticas, las cuales se incorporarán a la Plataforma de Monitoreo Climático y Gestión Nutricional “IKAROS” que el Centro de Pomáceas de la UTALCA desarrolló en un proyecto FIA previo.
“Cuando realicemos el diagnóstico y la revisión de las condiciones que se están dando en el cultivo, confeccionaremos indicadores los cuales se incorporan a este sistema de alerta en línea para el productor, al igual que se hizo con las manzanas”, indicó Sepúlveda.
Es importante mencionar que hoy el cerezo es tal vez el frutal más rentable en Chile, con una superficie estimada de 35 mil hectáreas y un volumen de exportación de 185 mil toneladas durante la temporada 2017/2018.
De acuerdo al Centro Pomácea estas cubiertas abarcarían más del 10% de la superficie total de cerezos con un costo de instalación cercano a los 22 mil dólares por hectárea.