La madrugada de este lunes se confirmó la detención de tres personas por su presunta participación en el crimen de tres funcionarios de Carabineros ocurrido en Cañete, en la región del Biobío.
Los uniformados fueron víctimas de una emboscada el sábado 27 de abril, instancia en la que se les hirió a bala y fueron dejados al interior de un vehículo, que posteriormente fue quemado.
Desde la Fiscalía Regional de La Araucanía indicaron que existe una cuarta orden de detención que aún no se ha concretado, ya que el sospechoso logró darse a la fuga.
Dos de los imputados son hermanos: Felipe Antihuen Santi (29) y Yeferson Antihuen Santi (19). El tercero fue identificado como Nicolás Rivas Paillao (19).
El primero de ellos fue detenido en la comuna de Huechuraba, en la Región Metropolitana, lugar en donde se encontraba por motivos laborales.
Los otros dos, en tanto, fueron capturados en Cañete. «Nosotros tenemos antecedentes que nos permiten formular imputaciones como autores directos o autores cooperadores a través de la facilitación de medios. Eso es lo que vamos a sostener», indicó el fiscal de La Araucanía, Roberto Garrido.
«Los antecedentes que tenemos implica que este grupo no serían los únicos que participaron en el homicidio de los Carabineros», añadió, agregando que hay una cuarta persona que está siendo buscada.
El persecutor informó que la persona que permanece prófuga corresponde a Tomás Antihuen Santi, hermano de los otros dos detenidos.
«Cuando se dirigía personal de Carabineros al lugar, esta persona huyó y se realizó un operativo de búsqueda que se sigue desarrollando», indicó Garrido.
«Este procedimiento no ha terminado, está en su primera etapa. Por eso indiqué que no solo se requería la detención, sino la entrada y registro de diferentes domicilios y lugares. En este momento el procedimiento está en curso y esperamos que se concrete su detención», añadió la autoridad.
En cuanto a las motivaciones del ataque a los uniformados, el fiscal indicó que «había una doble intención, desde nuestro punto de vista. Una es hacerse con las armas que los funcionarios de Carabineros portaban, y otra es atacarlos directamente».