En cuestión de segundos, uno de los paraísos de Grecia se volvió infernal. En medio de la ola de calor que golpea al país desde hace dos semanas, con temperaturas máximas de 38 grados celsius, se registró una feroz tormenta que causó estragos en las principales zonas turísticas del norte.
Además de los millonarios daños materiales, el temporal cobró la vida de siete personas y dejó a decenas heridas. Ante este devastador escenario, el gobierno decretó el estado de emergencia en la región donde se localiza la península de Halkidiki.
Los fallecidos
Las víctimas fatales son seis turistas y un pescador. Según informan las autoridades, un ciudadano ruso y su hijo de dos años murieron al caer un árbol encima del automóvil en que viajaban. Dos ancianos checos perecieron después que el viento arrastrara y volcara su vehículo, y una mujer y un niño rumanos perdieron la vida al derrumbarse el techo de un restaurante.
Después del temporal, vino la calma. Una vez que amaneció, el panorama era desolador en varias playas del centro, oeste y norte de Grecia. Una estela de destrucción en la que se apreciaban automóviles volcados, árboles arrancados de raíz, sombrillas y sillas destruidas, tejados de casas y edificios dispersos por todas partes. Los griegos están en shock. Dicen que nunca habían vivido una tormenta que se haya manifestado con tanta violencia.
El director del Centro Médico, Athansios Kaltsas, debió atender a la mayoría de los heridos. Aún impactado dijo: «Es la primera vez en mis 25 años de profesión que he vivido algo semejante. Fue todo tan abrupto, y tan repentino».
Precisó que más de medio centenar de personas, con edades entre los ocho meses y 70 años, tuvieron que ser atendidas por algún tipo de lesión, la mayoría heridas en la cabeza o fracturas diversas a causa del impacto de ramas de árboles u otros objetos que volaron por los aires.
Además, son miles las personas afectadas por los cortes de suministro eléctrico debido a la caída de postes, sobretodo, en la zona donde se encuentra el turístico monte sagrado de Atos.
Grecia al igual que varios países europeos han sufrido los embates de la furia de la naturaleza producto de las altas temperaturas propias del cambio climático. Por eso las autoridades están en máxima alerta porque el verano en el viejo continente recién comienza.
