La Fiscalía formalizó este martes a dos sujetos imputados por el crimen de Luis Carreño, gásfiter de 38 años que fue atacado con un arma de caza a la salida de un departamento del sector Puerta del Mar, en La Serena, mientras realizaba una videollamada con su esposa.
Se trata de Felipe Mancilla y Sebastián Olivares, ambos de 19 años de edad, cuyos rostros fueron protegidos por el Juzgado de Garantía de La Serena, que impidió su divulgación.
El primero es quien atacó a Carreño con un arma de caza mientras lo asaltaba para robarle su teléfono celular.
En tanto, el segundo es quien tomó el control del vehículo en el que el grupo –compuesto por cuatro personas en total- se trasladaba en busca de una víctima y a bordo del que posteriormente huyeron al sector de Las Compañías.
El crimen ha impactado a los habitantes de uno de los principales sectores residenciales de la capital regional.
Delincuente robó celular a gásfiter para regalárselo a su polola
De los antecedentes vertidos en la audiencia, en la que El Día estuvo presente, así como de las declaraciones de imputados y testigos, entregadas por la Fiscalía y la defensa, se logró dilucidar la dinámica completa del caso, que continúa su curso con investigaciones para –eventualmente- perseguir responsabilidades de otros de los involucrados.
De esta forma, se estableció que Felipe Mancilla planeaba juntarse “a carretear” con un grupo de amigos, a quienes pasó a buscar a bordo de su vehículo, un Volkswagen. Pero antes de ir al punto fijado, el mirador de La Antena, decidió pasar a robar un celular a algún transeúnte del sector Puerta del Mar, con el objetivo de dárselo a su polola, una joven residente de uno de los condominios Mistral de Las Compañías, cuyo teléfono se había roto semanas antes.
De esta forma, se dirigió a dicho barrio con sus tres amigos al interior del vehículo, momentos en los que le pidió al segundo imputado, Sebastián Olivares, que tomara el control del vehículo. Así, transitaron en busca de una víctima, hasta que encontraron a Carreño hablando por teléfono y se detuvieron en un pasaje cercano.
Luis Carreño estaba saliendo del condominio Carpi, en calle Cruz del Molino, luego de haber reparado un calefont a una pareja residente de dicho edificio. Había contactado a su esposa por videollamada, a quien señaló que se encontraba esperando un Uber para irse a casa. En ese momento, Mancilla irrumpió y le pidió que entregara el teléfono, a lo que la víctima se negó.
De la declaración del mismo imputado, leída por su defensor, se extrae que el trabajador respondió al asalto con un golpe y ambos cayeron al piso. En ese momento, Mancilla tomó el puñal y comenzó a dar estocadas al hombre, las que lo alcanzaron en la cabeza y la zona torácica.
Aun con la videollamada encendida y el cuerpo de la víctima en el piso, el imputado corrió hasta el lugar donde se encontraba el vehículo con sus amigos y ante los gritos de preocupación de la esposa, dijo por el micrófono “ya le quitamos el celular”; cortó la videollamada, formateó el teléfono, le sacó el chip y guardó el arma en su mochila.
Sin hacer mayores preguntas, Olivares y el resto de los amigos continuaron en el vehículo, y transitaron en dirección a la vivienda de la novia del primer imputado, registro que fue captado en su totalidad por cámaras de seguridad en la vía pública y otras de edificios residenciales en el camino.
Una vez en Las Compañías, Mancilla le entregó el celular de Luis a su polola, sin decirle de dónde lo había obtenido y luego se dirigieron en grupo hasta el sector de La Antena, donde compartieron tragos en el mirador hasta pasadas las 3 de la madrugada.
El atacante fue detenido al día siguiente cerca de las 14:00 horas. Fue captado en las afueras de su domicilio en avenida Cisternas por los detectives de la PDI, que llegaron con una orden de entrada y registro a su casa. El imputado reconoció los hechos y dentro de la vivienda la policía encontró el arma homicida.
Sebastián Olivares, en tanto, quien actuó como conductor en la búsqueda de la víctima y la posterior huida, fue aprehendido por la noche ese mismo día y ambos imputados comparecieron ante el Juzgado de Garantía pasado el mediodía de este martes.
La Fiscalía formalizó estos hechos como un “robo con homicidio”, debido a que la sustracción de la especie fue el móvil del crimen, y estableció con ello a ambos sujetos como autores, con la agravante de haber actuado en grupo o pandilla.
Juez y crimen de gásfiter durante videollamada: “Se evidencia un absoluto desprecio por la vida humana”
La Fiscalía recalcó que se trata de uno de los delitos con mayor pena asignada en la ley. El castigo parte en presidio mayor en su grado máximo y puede llegar a presidio perpetuo calificado, aunque con la atenuante que ambos imputados tienen –la irreprochable conducta anterior- la pena baja en un grado, alcanzando el presidio perpetuo simple como máximo posible.
Dicha pena implica una condena de por vida en la cárcel, con la posibilidad de solicitar beneficios, como la libertad condicional, recién cumpliendo 20 años tras las rejas y sin la posibilidad cierta de que sea otorgado.
En vista de este antecedente, el fiscal Carlos Vidal pidió la prisión preventiva para ambos sujetos. Esto fue debatido por la defensa, que alegó que no se cumplían los requisitos para establecer una coautoría en el crimen, sino que “solo y quizás en un acuerdo para el delito de robo”, no así para darle muerte a la víctima.
“El dolo no se puede extender al homicidio”, indicó el defensor.
Sin embargo, el juez acogió los argumentos de la Fiscalía y decretó la cautelar de privación de libertad para ambos jóvenes.
En su fallo, el magistrado Carlos Jorquera recalcó que “en el actuar de los imputados se evidencia un absoluto desprecio por la vida humana, ya que están dispuestos, para hacerse de un miserable teléfono celular, a acabar con la vida de otra persona”.
Eso, sumado a la alta pena que considera el delito de robo con homicidio, hizo establecer al juez que “la libertad de ambos imputados resulta ser peligrosa para la seguridad de la sociedad”.
Ambos sujetos acusados del homicidio del gásfiter durante la videollamada, fueron enviados a la cárcel de Huachalalume y se fijó un plazo de 100 días para la investigación de los hechos.