Hoy finalizó el rescate de los 12 niños y el entrenador de fútbol que quedaron atrapados el 23 de junio al interior de cueva Tham Luang, en Tailandia. Se trató de una operación exitosa, donde se llevaron a cabo distintos mecanismos para el rescate.
Si bien ya están todos fuera de la cueva, es importante que tengan una buena atención médica para evitar secuelas que pueden prolongarse en el futuro.
El doctor Carlos Rivera, jefe de la Unidad de Urgencia de Clínica Universidad de Los Andes, explica que es importante tener en consideración algunos aspectos.
“Los niños estaban en un ambiente con gran humedad, lo que favorece la aparición de hongos. Por otro lado, el tener sus pies en el agua durante muchos días, favorece el riesgo de infecciones cutáneas y ampollas. Además, la inmersión constante en el agua altera la capa de resistencia de la piel, y produce algunas lesiones como maceración”, agrega.
Esto se manifiesta en la piel como una pérdida de calor o sensibilidad, heridas, magulladuras y erosiones, adquiriendo un aspecto arrugado, donde se ablanda y descompone, lo que puede aumentar el riesgo de infección y retardar la curación de la herida.
El doctor Rivera enfatiza que “es poco probable que sufran algunos de estos efectos, pero no se ha confirmado hasta ahora. De todas maneras, son situaciones totalmente tratables y de, relativamente, fácil recuperación”.
Otro punto importante que se debe tener en cuenta, es la poca luz que tenían en la cueva. Lo que se agrava con la falta de vitaminas, nutrientes y aporte calórico en la dieta por los días de ayuno o mala hidratación.
Con respecto a la visión, el especialista indicia que “se altera por la hipovitaminosis. Eso significa que tienen déficit de vitaminas debido al encierro, por lo que es probable que puedan sufrir trastornos visuales cuando la retina vuelta a tener contacto con la luz, pero esta situación debería ser reversible”.
Un aspecto importante es la pérdida de masa muscular y alteración de la microflora intestinal con propensión a diarreas o síndromes de mala absorción. Esto no es difícil de revertir y no deberían tener consecuencias en el futuro.
“Es importante que vuelvan a tener una alimentación balanceada y también podría ayudarlos un tratamiento de probióticos, que estimulan y favorecen el sistema inmune y fortalecen las defensas”, sostiene el doctor Rivera.
Los riesgos más importantes serán los psicológicos, siendo responsabilidad de los equipos de salud mental y de los medios, evitar la sobreexposición, favorecer las redes de apoyo y permitirles realizar sesiones donde puedan volver a reunirse con el equipo, y revisar lo que pasó y sintieron durante su confinamiento y rescate.
“La experiencia en el rescate de los mineros en Chile, nos enseñó la importancia de la resiliencia en los equipos sometidos a este tipo de situaciones, pero la salud mental de los mineros sobrevivientes, sigue siendo un tema y en este caso, debe ser motivo de especial preocupación no solo en el corto, sino en el largo plazo”, finaliza el doctor Rivera.