“En el cielo debe estar faltando un ángel”, del grupo Tavares, comenzó a sonar en la frecuencia 97.5 del dial FM en Talca. Era el 1 de diciembre de 1977. Nacía la primera radioemisora en Frecuencia Modulada de la capital regional. Se concretaba así el sueño de Carlos Quinteros Verdugo, su actual propietario.
Radio Paloma irrumpió así en las transmisiones dominadas por la Amplitud Modulada y trajo un sonido limpio, potente, de gran fidelidad. Sus transmisiones ya se hacían favoritas en las radios portátiles (de esas con cassette) o en los equipos modulares de las casas.
Originalmente y como era moda por esos años, su estilo musical fue en inglés y con los mayores éxitos del momento. Ya bien entrados los años 80, Paloma varió al español, a un estilo popular y masivo. Pero también noticioso y clásico fue el “móvil 606” -una enorme camioneta con el logo de la radio y en colores amarillo, blanco y rojo- que informaba desde cualquier punto de la ciudad. “Somos el único móvil autorizado”, decían.
Con modernos estudios en la población Juan Antonio Ríos (2 Norte entre 7 y 8 Oriente), incorporó locutores en vivo. Luego la tecnología Compact Disc (CD).
Vino el cambio de casa a donde está hoy (4 Oriente entre 2 y 3 Norte), su “nido”, que también alberga a sus hijas “Marisol” y “Exitosa”.
Radio Paloma es la más escuchada de Talca, gracias al aporte de todos sus trabajadores, los de antes y los actuales. Pero en especial, por sus miles de fieles auditores que la han convertido en su “regalona”.
La radio ha estado con su gente en las buenas y en las malas. Para el terremoto de febrero de 2010, fue la única que pudo transmitir cuando la ciudad estaba en penumbras y se caía a pedazos. La que informó del devastador tsunami en las costas maulinas y de las vidas que se llevó. Paloma fue el desahogo de los talquinos, los que necesitaban escuchar una palabra de aliento en medio de tanto desastre, saber de sus familiares, o de una voz tranquilizadora. No hubo descanso de locutores, radiocontroladores, administrativos ni para sus ejecutivos; ese trabajo, le mereció reconocimientos y una mayor fidelidad de su público como agradecimiento.
La radioemisora cumplió así su rol social, plasmado también con la tradicional campaña de los abuelitos del hospicio y la feria del libro usado.
Han pasado cuarenta años y Paloma sigue volando cada vez más alto.