Un equipo de investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, ha analizado la efectividad de los métodos disponibles para reducir la emisiones de gases de efecto invernadero a nivel personal. El estudio reveló que la mayoría de las recomendaciones más populares, incluidas aquellas que están publicadas en los textos escolares, son relativamente poco eficientes. Los métodos más efectivos para combatir los gases de efecto invernadero son: la renuncia al automóvil, a los vuelos en avión, a comer carne y, por sobre todo, a tener menos hijos por familia. El trabajo ha sido publicado en el journal de acceso libre Environmental Research Letters.
Para evaluar cuáles son las medidas más efectivas para para reducir las huellas de carbono en el núcleo familiar, los investigadores analizaron 39 fuentes “populares” de emisión de carbono.
Los autores dividieron los métodos en las siguientes categorías: inefectivo (reducción de emisiones en menos de 0.2 toneladas de carbono por año per cápita), moderadamente efectivo (0.2 a 0.8 toneladas al año) y efectivas (más de 0.8 toneladas de carbono al año).
Adicionalmente, los autores analizaron las fuentes oficiales de información para reducir las huellas de carbono, como las guías gubernamentales y los textos escolares.
Diagrama que demuestra la efectividad de las diversas medidas para reducir las emisiones de carbono. Las barras corresponden a los valores promedio; las líneas, muestran la información por países.
Wynes et al / Environmental Research Letters 2017
El estudio demostró que las fuentes oficiales contienen, en su mayoría, recomendaciones moderadamente efectivas: adquirir carros híbridos, manejo de basura (reciclaje), lavar la ropa con agua fría, secar la ropa en el cordel, usar focos ahorradores de energía, entre otros.
Sin embargo, las medidas más efectivas que recomiendan los investigadores son: renunciar al carro propio, renunciar a los viajes en avión, cambiar de una dieta carnívora a una vegetariana y, el más importante de todos, reducir el número de hijos por familia.
Así, no tener carro propio permite reducir las huellas de carbono en 2.4 toneladas al año; no tomar vuelos transatlánticos, en 1.6 toneladas; ser vegetariano, en 0.8 toneladas.
El modo más radical (y el más obvio de todos: sin personas no hay huellas de carbono) es la renuncia a tener hijos. Un niño, y su descendencia, aumenta las emisiones en cerca de 60 toneladas al año.
No cabe duda de que estas medidas son bastante radicales. Por ello, no sorprende que los documentos gubernamentales contengan medidas menos efectivas, pero más realizables por los individuos.
Sin embargo, para alcanzar los objetivos de las Naciones Unidas para frenar el cambio climático, es necesario llevar a la población de manera masiva hacia las medidas menos populares, lo cual implica reducir el nivel de comodidad que tienen algunas sociedades. Los autores del estudio recomiendan empezar en los textos escolares, aunque los economistas recomiendan las medidas a nivel de gobierno.
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