Una persona muy cercana a mí murió hace unos años luego de que su pareja de toda la vida hubiera fallecido. Todos, en la familia, coincidimos que ella murió de tristeza. Siempre creí que eso de morir de tristeza era solo una metáfora, una forma de explicar lo que había pasado y que no llegábamos a comprender. Sin embargo, hace poco me enteré de que la ciencia comprobó que sí se puede morir a causa de un corazón roto.
¿Cómo surgió este estudio?
Seguro sabes que el pasado 27 de diciembre Carrie Fisher (la princesa Leia) falleció a los 60 años de un infarto y que al día siguiente su madre Debbie Reynolds de 84 también murió. Esto llevó a varios científicos a preguntarse si era posible que un ser humano perdiera la vida por un episodio muy grande de tristeza.
“Morir de un corazón roto es absolutamente real. Creo que está siendo infradiagnosticado y que es más común de lo que parece».
Asegura además que morir por un corazón roto es una realidad frecuente y que de hecho muchas parejas de edad avanzada pasan por ello. También asevera que la muerte de un padre luego de la partida de un hijo no es tan común pero que igualmente sucede.
Por su parte, la Asociación Americana del Corazón coincide con Kessler y añade que esta condición se llama cardiomiopatía inducida por el estrés. Suele ser más común en las mujeres que en los hombres. Su principal síntoma es un dolor de pecho repentino causado por el estrés. Pese a la falla cardíaca, en este caso no se presentan rastros de arterias con bloqueos ni nada parecido.
Este estudio nos demuestra lo poderoso que puede ser el amor entre una pareja o entre padres e hijos y lo mucho que puede afectarnos cuando perdemos a alguien que amamos.