Por Emmett Brown
Hace un par de días tuvimos la suerte de conocer una carta abierta dirigida a Román Blanco, gerente general del Banco Santander en Chile, por el Sindicato de Trabajadores de Chilterra, pidiéndole intervenir ante la torpeza de solicitar la quiebra de Agrícola Dos Ríos, no obstante contar con garantías suficientes para cubrir el monto de la deuda y encontrarse en una negociación para la venta de los fundos de la empresa a la CONADI, con un completo plan de desarrollo económico y social de por medio, de acuerdo a lo que hemos podido conocer.
En diversos medios cercanos al pueblo mapuche, se ha destacado el origen español del banco en cuestión, en una clara alusión a las divergencias históricas existentes entre unos y otros, tal vez con un exceso de celo en la alusión, pero con una acertada argumentación, al igual que lo hace el sindicato en su carta.
Con elocuencia, los trabajadores hacen un llamado a actuar con sentido común y repasan con estilo a los abogados involucrados: “No sabemos si esta situación se ha producido por la inoperancia de los representantes de Agrícola Dos Ríos y de Chilterra y por ineptitud y desidia de sus abogados. Tampoco sabemos si es por la tozudez de los abogados del banco Santander”.
Luego agrega que “es incomprensible la falta de capacidad para dialogar y tomar decisiones razonables, ni siquiera inteligentes, sólo razonables, considerando la importancia de lo que está en juego”.
Claro, se entiende perfectamente: pedirles que actúen de manera inteligente, es demasiado. En eso son comprensivos los trabajadores y los instan a ser razonables, aunque esto, considerando el estado de las cosas, es demasiado pedir.“La importancia de lo que está en juego” es una afirmación potente, que no debe ‘pasar colada’.
La macrozona sur está colapsada de problemas, pobreza y violencia. Sumarle más cesantía y derribar el sueño de las comunidades mapuches de desarrollar un proyecto agroindustrial por lo que parece ser un capricho insensato de los impacientes abogados del banco, definitivamente no es lo más inteligente.
Es de esperar que el gerente del banco sea un poco más despierto que sus abogados y atine, los llame al orden y contribuya, desde su posición de privilegio, a terminar con la torpeza y contribuir a que haya paz social.
