Con voz temblorosa, y en un improvisado punto de prensa dispuesto en uno de los patios de La Moneda, este jueves el subsecretario Manuel Monsalve (PS) puso fin a su paso por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric.
“He presentado mi renuncia, lo he hecho porque, como ustedes saben, durante esta semana se ha presentado una denuncia en mi contra”, dijo quien fuera uno de los hombres clave de La Moneda en temas de seguridad.
En efecto, este lunes 14 de octubre una funcionaria dependiente de la Subsecretaría de Interior interpuso una denuncia por abuso y violación en contra de la -ahora-, ex autoridad.
Lo acusa de haberla ultrajado, luego de citarla a una reunión-cena de corte laboral en un céntrico restaurante peruano el domingo 22 de septiembre.
Al día siguiente, según detalló ante la PDI, despertó en la pieza del hotel en que se aloja su entonces jefe con signos de haber sido víctimas de una agresión sexual. De la revelación del hecho, dijo, tiene testigos: sus propios compañeros de trabajo de Gobierno.
En medio de su renuncia, Monsalve aseguró inocencia y explicó que daba un paso al costado, porque en el ejercicio de mi cargo como su secretario de Interior, tengo una relación directa y cotidiana con el Ministerio Público, con la Policía de Investigaciones y con Carabineros de Chile. Y en el marco de esta investigación tengo que garantizar la autonomía de las instituciones para llevarla a cabo”.
Lo que Monsalve no contó ese día es que unas semanas antes de presentar su renuncia sí ocupó sus contactos con la policía.
Al menos tres fuentes consultadas por La Tercera revelan un episodio que abrió nuevas líneas de investigación en su contra por delitos de corrupción y que también está a cargo del equipo del fiscal regional Centro Norte Xavier Armendáriz.
Y es que mientras aún era subsecretario del Interior, y -por ende-, jefe civil de las policías, ocupó su ascendencia sobre éstas para pedirle a efectivos de la Unidad de Inteligencia de la PDI que fueran hasta el hotel Panamericano, en que pernocta durante la semana y en el que habrían ocurrido los hechos según la denuncia de su subalterna, para que revisaran las cámaras de seguridad del recinto y saber si existían imágenes de él y su denunciante.
Esto, ya que -según las mismas fuentes-, la autoridad no recordaba lo que había ocurrido la noche del 22 de septiembre.
La situación, del todo irregular, se descubrió cuando personal de la PDI, de otra brigada, mandatados por la Fiscalía -tras la denuncia de la mujer-, llegaron el martes pasado hasta el recinto.
Los trabajadores del lugar los miraron extrañados y les dijeron a los detectives que ya antes personal de la PDI se había llevado y revisado las imágenes.
De inmediato, los investigadores dieron cuenta de lo ocurrido a sus superiores y al Ministerio Público, lo que determinó que actualmente Monsalve no sólo es indagado como eventual autor del delito de violación, sino también por obstrucción a la investigación y además una eventual infracción a la Ley de Inteligencia. Un panorama judicial complejo para la otrora exautoridad, ya que suma nuevos cargos.
Ese es uno de los motivos por los cuales el mismo martes, la Fiscalía mediante orden judicial incautó el celular de la entonces autoridad. También se desarrollaron otras diligencias en el seno de La Moneda.
El gran problema para Monsalve ahora será probar por qué realizó dichas diligencias a espaldas del Ministerio Público y sin orden judicial, como mandata la normativa de Inteligencia. También el porqué no se abstuvo de tal diligencia, teniendo en cuenta que tenía un interés personal en los hechos.
Muchas preguntas que el imputado, sus ex jefes y su entorno tendrán que responder ante los investigadores.
Sobre la denuncia de violación, comentan conocedores de las pesquisas, a cinco días de iniciada las diligencias ya se estaría en condición de sostener que hay antecedentes que corroboran la versión de la víctima.
