Por Paolo Carrera, presidente CChC Talca
El 27F dejó huellas que se han mantenido en el tiempo, tanto en las personas que lo vivieron como en las ciudades que fueron afectadas. En el caso específico de Talca, una de las marcas que aún persisten en su casco histórico, y que son evidentes para quienes la recorremos diariamente, son las más de 40 hectáreas de sitios eriazos y terrenos subutilizados en el centro. Vacíos urbanos, que, a 10 años del terremoto, esperan una oportunidad de desarrollo y que cuentan con un alto potencial gracias a su cercanía a infraestructura y equipamientos de primera necesidad.
Un relevante tema, que renace en cada aniversario de la catástrofe y en el que, nuestro gremio, ha participado a través de propuestas concretas, que consideran la integración social como un tema prioritario, pues reconocemos el desafío de ser corresponsables de la revitalización de nuestras ciudades, a través de una construcción colectiva que considere, en primer lugar, mejorar la calidad de vida de sus habitantes, especialmente de aquellos que tuvieron que migrar hacia la periferia por falta de alternativas para vivir en zonas céntricas.
En esta línea, nos hemos sumado al trabajo desarrollado tanto por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, con su programa Barrios Históricos, y también al trabajo de la Ilustre Municipalidad de Talca, con su Plan Maestro, difundiendo alternativas de recuperación del centro, que son replicables y escalables en otras comunas de la región y también del país.
Es así, como el 2016 dimos a conocer una propuesta concreta de densificación equilibrada del casco histórico de nuestra capital, basados en el programa de reconstrucción implementado en la plaza Las Heras posterremoto. Esta vez, a través de un llamado especial del Programa de Integración Social y Territorial del Ministerio de Vivienda (DS19), considerando la reconstrucción de la ciudad por medio de un subsidio directo a la oferta, abriendo la alternativa de fomentar, por ejemplo, conexiones con el tejido urbano existente a través de servicios y comercio en el primer piso de las edificaciones.
Relevamos dicha acción, puesto que el desarrollo materializado en Barrio Las Heras reunió una serie de consecuencias virtuosas, debido a que no sólo atrajo a las familias a rehabitar el centro, sino que se tradujo en un efecto multiplicador de hechos beneficiosos como el desarrollo de nuevas actividades comerciales en el sector, la disminución de los tiempos de desplazamiento de quienes migraron desde la periferia al centro, mejorando no solo la calidad de vida de sus habitantes sino que también la imagen de la ciudad.
Asimismo, la plaza del sector, se convirtió en un modelo digno a imitar, ya que se transformó en el centro neurálgico de una serie de actividades que tienen como denominador común la apropiación del espacio público por parte de la comunidad, generando diversas opciones para los habitantes de Talca, muchas de ellas rescatando aspectos patrimoniales del barrio y la ciudad.
Y es que, como gremio, creemos firmemente en la necesidad de devolverles a las familias de los sectores medios y vulnerables, la posibilidad de rehabitar el centro, revalorizando, revitalizando e integrando, espacios que aporten a mejorar su calidad de vida y al desarrollo de un modelo de ciudad que esté al servicio de sus habitantes.
Un buen inicio para la consecución de dichos fines, es el, antes mencionado, Plan Maestro que está llevando a cabo la Municipalidad de Talca, estudio en curso que ha contado con una gran participación de instituciones, gremios y representantes de la sociedad civil, que ha permitido aunar diferentes visiones y anhelos que esperamos que se vean reflejados en una planificación urbana integrada que considere una mirada a largo plazo.
Para que ello ocurra, debemos continuar trabajando en equipo, de manera responsable y dialogante entre los diversos actores para que enfrentemos unidos el gran desafío de recuperar y generar mejores ciudades, pasando de la reflexión a la acción.