Un compuesto natural que encontramos en las frutillas -y en otras frutas como los arándanos, los caquis o las manzanas-, la «fisetina», ha resultado ser un aliado eficaz para prevenir la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad.
Los investigadores, del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California (EE. UU.), probaron un tratamiento con fisetina en roedores, descubriendo una reducción en el deterioro cognitivo y la inflamación cerebral.
La fisetina ha sido objeto de estudio en la última década, cuyos resultados han indicado que el compuesto tiene propiedades antioxidantes, esto es, que puede ayudar a limitar el daño celular causado por los radicales libres.
Un estudio de 2014, por ejemplo, halló que la fisetina reducía la pérdida de memoria en ratones con alzhéimer. Sin embargo, la investigación se centró en ratones con alzhéimer hereditario/familiar, que supone apenas un 3% de todos los casos de enfermedad de Alzheimer.
Por ello, los científicos buscaban determinar si la fisetina podría tener los mismos beneficios para el alzhéimer esporádico, la forma más común de la enfermedad, que surge con la edad. Así, probaron el compuesto de fisetina en ratones que habían sido genéticamente modificados para envejecer prematuramente.
Cuando estos roedores tenían 3 meses de edad, fueron divididos en dos grupos. El primer grupo recibió una dosis de fisetina junto con su alimento todos los días durante 7 meses, hasta los 10 meses de edad. El otro grupo no recibió el compuesto, como grupo de control.
Todos los roedores fueron sometidos a pruebas cognitivas y de comportamiento durante todo el estudio, así como a análisis de los niveles de marcadores vinculados al estrés y la inflamación.
Los resultados revelaron que los ratones de 10 meses de edad que no recibieron fisetina mostraron un aumento en los marcadores asociados con el estrés y la inflamación, y se comportaron significativamente peor en las pruebas cognitivas que los ratones que fueron tratados con el compuesto. «A los 10 meses, las diferencias entre estos dos grupos eran sorprendentes», explica Pamela Maher, líder del trabajo.
Por si esto fuera poco, el cerebro de los ratones no tratados con fisetina mostró dos tipos de neuronas que estaban promoviendo la inflamación. No fue el caso de los ratones del primer grupo del experimento.
Según los investigadores, el comportamiento y la función cognitiva de los ratones tratados eran comparables con los de ratones de 3 meses de edad.
Los autores creen que sus hallazgos indican que la fisetina puede conducir a una nueva estrategia preventiva para el alzhéimer, así como otras enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad.
«Los ratones no son personas, por supuesto, pero hay suficientes similitudes, por lo que creemos que la fisetina garantiza una mirada más cercana, no sólo para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, sino también para la reducción de algunos de los efectos cognitivos asociados con el envejecimiento en general», concluye Maher.