Una insólita situación se vivió en una estación de policía de Dublín, en Irlanda, luego de que un ciudadano de origen malaui llegase hasta el lugar para hacer una denuncia: le habían vendido marihuana de baja calidad.
El hombre, identificado como Arthur Liwembe y quien se encuentra en ese país europeo en calidad de refugiado, fue hasta la comisaría con una pequeña bolsa en la cual estaba la droga, aunque con claros indicios de que ya había consumido parte del contenido. Producto de su extraña petición, fue detenido en el lugar, quedando a disposición de la justicia bajo los cargos de posesión de estupefacientes.
La situación ocurrió el pasado 25 de marzo, pero este martes 4 de junio se reveló el resultado del juicio en contra del sujeto. Según información de The Independent, el juez a cargo, decidió que debía cumplir 200 horas de trabajo comunitario, indicando que si bien su comportamiento fue “ilógico”, todo se debía por una “psicosis inducida” por el consumo de droga.
Por su parte, la abogada defensora de Liwembe entregó una curiosa explicación respecto a lo que había realizado el acusado, indicando que todo se trataba de una preocupación por la comunidad.
Según la legalista Anne Fitzgibbon, su cliente estaba preocupado por la calidad de marihuana debido a que “podía ser perjudicial para la salud de otras personas”.
