- Tras el más reciente registro del IPC, el también académico de la casa de estudios superiores en la capital maulina abordó cómo la tendencia al alza inflacionaria impacta también en compromisos y contratos expresados en UF.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril, registró una variación mensual de 0,4%, lo que a doce meses representa una variación del 3,3%, lo cual estaría mayormente relacionado con alzas que experimentaron rubros como alimentos y bebidas no alcohólicas.
No obstante, sobre esta variación de precios en pandemia, el investigador de la Universidad Autónoma de Chile, sede Talca, doctor Guillermo Riquelme, sostiene que la inflación no sólo impacta el consumo.
Explica que la inflación se suele asociar con el alza sostenida de los precios de los productos, lo que implica que con el mismo nivel de ingreso las personas pueden comprar cada vez menos cantidad de estos, lo cual resulta negativo para el bienestar de la población. Sin embargo, en la economía es mucho más habitual que los precios suban a que bajen, por ello la inflación es “más permanente, que ocasional”.
Bajo el análisis de Riquelme, en los países emergentes en etapa de crecimiento es normal que los precios aumenten, dada la mayor demanda que incentiva la mayor producción de las empresas y con ello el crecimiento económico.
“Pero, es fundamental que el alza sea controlada para que no afecte bruscamente el bolsillo de los ciudadanos. Actualmente, dada la pandemia, Chile atraviesa una crisis socioeconómica que se ve agravada por una oferta de bienes muy contraída y una demanda explosiva de algunos de los principales productos de la canasta del IPC”, enfatiza el experto.
El más reciente registro del índice muestra un alza acumulada significativa de enero a abril, con cifras como Transporte (3,7%), Educación (2,7), Vivienda y Servicios Básicos (2,2%), Equipo y Mantenimiento del Hogar (1,5%) y Alimentos (1%).
A juicio del académico, estos han provocado una tendencia alcista generalizada de los precios que podría alcanzar el 4% este 2021, cifra superior a lo observado en los últimos cinco años, con una inflación anual que no superaba el 3%.
OTRAS OBLIGACIONES Y CONTRATOS
Pero la inflación no solo afecta el consumo de bienes y servicios, sino que también impacta fuertemente obligaciones y contratos de amplio uso en el país, como los créditos hipotecarios y financieros de largo plazo, contratos de arriendo, créditos universitarios, planes de salud en las Isapres y pago de seguros, impuestos y multas. Además, en el área laboral, afecta los topes de pago de imposiciones.
“En la mayoría de estos contratos la inflación se incorpora a través de la denominada Unidad de Fomento, en especial, las instituciones financieras la utilizan profusamente para expresar el crédito nominal en pesos, en términos reales en U.F. Esto dado que la U.F. es una unidad de cuenta que tiene indexada la inflación diaria, es decir, se reajusta permanentemente, lo que permite expresar en cualquier momento el monto del crédito actualizado al poder adquisitivo de la moneda. Esto permite que las instituciones financieras puedan realizar préstamos a muy largo plazo sin temor de que el monto del capital se encuentre desvalorizado”, explica el académico, quien subraya que los intereses se cobran sobre el valor expresado en U.F. y no en pesos.
Sobre la variación de estos, expresada en cuotas o dividendos, Riquelme sostiene que en períodos inflacionarios, es conveniente pagar dichos compromisos lo más pronto posible. Tal situación también es válida para créditos hipotecarios, contratos de arriendo en UF, pagos de la prima de seguros en UF y Créditos con Aval del Estado (CAE), que al ser obligaciones de largo plazo y otorgados por instituciones bancarias, también son expresados en UF.
MAL NECESARIO
A juicio de Riquelme, las unidades de cuenta que permiten reajustabilidad del dinero como es el caso de la U.F., además de la Unidad Tributaria Mensual (UTM), son “males necesarios”, dado a que si no existieran parámetros de este tipo que actualicen el valor del dinero en el tiempo, sería mucho más difícil acceder a los créditos de largo plazo y las tasas de interés serían más altas, ya que se aplicarían sobre un valor nominal (pesos) y no sobre un valor real (UF).
Dado lo analizado por el académico, la baja histórica de tasas de interés de largo plazo observada en la actualidad no durará por mucho tiempo.