Como todos los años, el mundo católico conmemora Semana Santa, período en el que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Una festividad llena de ritos y significados que a lo largo de la historia se han mantenido presentes entre quienes adhieren a esta religión.
El país no está ajeno a esta efeméride, pues se siguen conservando añosas costumbres. El consumo de productos del mar o la entrega de huevitos de chocolate son parte de algunas de ellas. Aprovechando esta instancia, muchos de los emprendedores de Fondo Esperanza (FE), entre ellos pescadores, feriantes, comerciantes y chocolateros, ofrecen sus productos a la ciudadanía, emprendiendo desde las tradiciones de Semana Santa.
Tal es el caso de Verónica Cares Tapia (54), quien todos los años se abastece con anticipación de pescados y mariscos para satisfacer las necesidades de sus clientes en el Mercado de Constitución, quien trabaja en esta actividad desde los siete años, permitiéndole sustentar a su familia compuesta por cuatro hijos.
Debido a la necesidad de aportar dinero para su hogar, ya que era la mayor de cinco hermanos, Verónica tuvo que salir a trabajar desde muy pequeña.
“Vivíamos casi en la calle, porque cuidábamos puestos cerca del mercado. Nos hacían mariscar, pescar, y teníamos que comer de lo mismo que recolectábamos. Como me enseñaron a hacer ‘paquetitos’ de cochayuyo, poco a poco los empecé a vender y conocí lo que era el negocio”, recuerda.
Con el paso de los años, la comerciante relata que fue ganando más experiencia en el rubro hasta que un distribuidor la contrató para que vendiera en los sectores aledaños al Mercado de Constitución. “Como era una niña, todos me compraban. Partí con una caja de almejas y lo que ganaba se guardaba en un tarro de café. Así comencé a ahorrar dinero”, comenta orgullosa.
Como su negocio iba por buen camino, Cares señala que requería ayuda para potenciarlo. Fue entonces cuando conoció a Fondo Esperanza, institución en la que lleva más de tres años. “Verito” reconoce en FE, una oportunidad que le ha entregado todas las herramientas para salir a flote. “Tengo un lugar establecido y si necesito una mano, ellos siempre van estar conmigo. (…) Me siento más que pagada. Fondo Esperanza te da la fuerza para seguir avanzando”, destaca.
Corvinas, merluzas, congrios y salmones que trae directamente desde Puerto Montt son parte de la mercadería que dispone en su local llamado “Donde Verito”, en el que ha trabajado por más de 30 años. Para esta mujer su lugar de trabajo es su hogar, ya que pasa todo el día compartiendo con sus clientes. Fiel a su estilo solidario y esperanzador remarca: “Por mi puesto, doy la vida”.
Esta historia de esfuerzo, refleja el incansable trabajo de los más de 110 mil emprendedores que pertenecen a Fondo Esperanza, la comunidad de emprendimiento solidario más grande de Chile, quienes ven en Semana Santa una real oportunidad para darle firmeza a sus emprendimientos y alcanzar buenos ingresos económicos.