La Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela Educación Parvularia de la U. Católica del Maule entrega recomendaciones a los futuros padres sobre los beneficios de la estimulación temprana.
El sentido musical en los niños es innato. Así lo afirma la Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela Educación Parvularia de la U. Católica del Maule, Sede Curicó, quien explica que desde la formación en el vientre materno, el ser humano capta los sonidos e, incluso, esto potencia su desarrollo cognitivo.
“En el vientre materno y antes de que su oído se desarrolle, percibe sólo ondas sonoras que viajan a través del líquido amniótico; luego distingue sonidos de ruidos, aproximadamente a las 12 semanas, al comenzar a desarrollarse el oído y la audición, lo primero que escucha son los sonidos internos de su madre, como por ejemplo los sonidos intrauterinos, estomacales, intestinales, respiratorios, la vibración de la voz, el hipo y el rítmico latir del corazón”, detalla la docente.
Y agrega que cerca de las 20 semanas de gestación comienza a percibir ruidos externos cercanos a su madre, como las voces, ruidos ambientales, sonidos musicales, con los últimos el feto reacciona con movimientos ante notas musicales, ritmos, intensidades, instrumentos y cantos.
Según la Dra. Castro la audición en el feto, madura paulatinamente, lo que conlleva a las manifestaciones de disfrutar o incomodarse con los sonidos o ruidos incluso la música.
“Se recomienda estimular al feto poniendo diferentes tipos de música. Asimismo, cantarle favorece el vínculo afectivo con sus padres; ya que la música logra comunicar mensajes emocionales y educativos si es seleccionada adecuadamente”, aconseja.
Durante la infancia
En el marco del desarrollo del proyecto financiado por el Fondo de Fomento de la Música Nacional: “Seminario Nacional Didáctica Musical Infantil”, a cargo de la consultora Ludicoral de Curicó, la Dra. Sandra Castro explica que es relevante destacar el impacto de dicho seminario en el trabajo de aula de educación parvularia.
Es así como se destaca que al nacer, los niños tienen sus primeras experiencias con los sonidos.
“Escuchan las voces humanas y los ruidos ambientales, camino a casa escucha música suave en sillas y coches para bebés, según los diferentes modelos, los que hoy en día proporcionan gran variedad de estímulos auditivos; y al llegar a casa esperan los primeros regalos de estimulación con canciones infantiles o sonidos de animales o artefactos y “tutos” para dormir con extractos de música clásica”, detalla la académica.
Y agrega que hasta los 6 años de edad, en las aulas de la enseñanza parvularia, primer nivel de la educación chilena, los niños “se sumergirán en un mundo cubierto de par en par por un sinfín de detalles para favorecer su proceso de formación, con experiencias de aprendizajes seleccionadas debidamente para su edad, intereses, preferencias y otras características personales; como lo señalan las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, marco curricular vigente, se considera importante para los niños y niñas brindarles una gran cantidad de experiencias significativas desde los primeros años de vida”.
Esto por esto que la académica recomienda que a las educadoras de párvulos centren también su tiempo en adquirir o potenciar sus prácticas pedagógicas, en este caso, en el área de la música, logrando mayores y mejores aprendizajes en sus niños y niñas y que en forma progresiva logren apreciar las cualidades y oportunidades de la música.
