Fue hasta altas horas de la madrugada de este viernes cuando terminó la audiencia de formalización de 29 médicos imputados por un millonario fraude a través de la venta de licencias falsas.
Las autoridades estiman un perjuicio para el Estado de al menos $29.500 millones.
Según la resolución del 14° Juzgado de Garantía de Santiago, siete de los detenidos quedaron con la medida cautelar de prisión preventiva, mientras que el resto de los imputados quedó con arresto domiciliario total, arraigo nacional y la suspensión de la facultad de emitir licencias médicas mientras dure la investigación.
En 120 días quedó fijado el plazo de la investigación, y al término de la audiencia, la fiscal regional Metropolitana Oriente, Lorena Parra, destacó que las cautelares a los imputados son «un buen resultado».
«Es un buen resultado. Es una investigación compleja que se realiza en un periodo acotado, cinco meses, es un periodo muy breve. Se está investigando un perjuicio al erario fiscal muy alto, importante», dijo la persecutora.
«El tribunal ha acogido tres delitos: el previsto en el artículo 202, el previsto en el artículo 470 número 8, y además el lavado de activos. Vamos a revisar bien la resolución y tendremos que realizar las otras diligencias para ya pensar en el juicio», agregó.
El medio Meganoticias investigó a esta red y a otras personas que se dedican a la venta de licencias médicas.
Dentro de los hallazgos se descubrió que el precio de estos «reposos médicos» ronda entre los 30 mil y los 50 mil pesos y que, principalmente, son entregadas por doctores extranjeros recién llegados al país y que atienden con un RUT provisorio.
Las empresas o «centros médicos» contratan a estos médicos principalmente por su baja tasa de entrega de licencias, ya que los doctores que dan muchos permisos encienden rápidamente las alertas de las autoridades, las isapres y Fonasa.
Sin embargo, la investigación reveló que no es necesario ni siquiera asistir a uno de estos centros, porque incluso a través de WhatsApp es posible conseguir licencias, sin la necesidad que un médico haga la más mínima revisión a los «pacientes».