Por Emmett Brown
Recibo el llamado de una agricultora de la región de El Maule. Me comenta que se siente “derrotada por el nivel de la gente a cargo de la agricultura” y me pide que vea la sesión de la comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados que sesionó en Talca el 21 de marzo.
Esto de que las sesiones queden en YouTube es genial. No necesito viajar al pasado, basta con buscar el material y ahí está: en una sala chica, llena de gente variada, diputados empeñosos, agricultores desesperados y un ministro incómodo, se desarrolla una sesión en la que predominan los productores intentando que las autoridades entiendan que hay que hacer algo urgente porque el agro está en crisis.
Desfilan expositores, hombres y mujeres. La uva y el trigo se toman la escena y el mismo problema de siempre: los abusos a los productores por parte de los poderes compradores, facilitados por un mercado en el que campean las distorsiones. Años la misma discusión sobre una crisis que ha pasado por la Fiscalía Nacional Económica a propósito de la leche, o que ha sido reconocida por la propia ODEPA, en el caso del trigo, dependiente del ministerio de Agricultura, en un informe de 2019 cuando el actual presidente de la SNA, Antonio Walker, era ministro. Sí, el mismo que ha sido, además, director de empresas como Soprole, y que hoy se presenta como actor de la solución cuando ha sido y para muchos sigue siendo, parte del problema.
De entre quienes exponen, destaca una señora mayor, productora de uva, endeudada hasta más no poder, a la que algunos irresponsables pretender endeudar aún más, como si esa fuera la solución a un problema estructural. Llaman la atención otro par de exposiciones, una de un agricultor y dirigente que plantea que con cambiar la fecha a su presentación quedaría actualizada y otra de un productor que señala que no teme hablar porque ya perdió todo. Este mismo pone contra las cuerdas al ministro y da una lección de economía a los asistentes.
A Esteban Valenzuela se le nota incómodo. Habla y dice poco, como siempre. Entre que no entiende y está aliado con la SNA, desconoce la realidad. Difícil posición para el secretario de Estado de un gobierno de izquierda que vino a cambiarlo todo y a enfrentar a los oligarcas que medran a expensas de los más débiles, de los trabajadores y, en este caso, de los agricultores.
Los diputados se aprecian entusiasmados con hacer algo. Reconocen la crisis de manera transversal, Juan Antonio Coloma habla sin tapujos de la existencia de oligopsonios y queda la sensación de que se avanza algo.
Queda claro, en la Comisión, que el problema de la agricultura primaria son los bajos precios impuestos en un sistema que permite las distorsiones de mercado. También es evidente que la crisis lleva años, muchos años, y que los gremios tradicionales, como los llamó el ministro, no han hecho nada.
¿Dónde han estado los gremios remolacheros, los lecheros y los otros? ¿Qué han hecho la SNA y los que conforman su ecosistema gremial? ¿Qué ha hecho el Poder Legislativo? ¿Qué ha hecho el Ejecutivo?
Nadie ha hecho nada y quieren seguir haciendo nada, porque sirven a intereses superiores que no necesariamente están alineados con el bien común. Al menos esa es la impresión que dan y queda la sensación de que trabajan para esa oligarquía que este gobierno tanto dice aborrecer, o son unos incompetentes absolutos y consuetudinarios.
Como sea, las cosas en algún momento tienen que cambiar. No cuesta tanto reconocer que hay un problema, la agricultura primaria vive una crisis terminal; reconocer sus causas, las distorsiones de mercado; y actuar para solucionar el problema: legislar como corresponde, de manera racional, bien intencionada y aspirando al bien común.
Tras ver la sesión de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, queda la sensación de que los parlamentarios saldrán de su zona de confort y esta vez, harán la pega. Quizá no es su responsabilidad estar donde estamos, sino quienes los antecedieron en el parlamento son los responsables de haber llegado a esta situación insostenible. Pero deben cumplir con la voluntad expresada: hacer ahora. De lo contrario, se sumarán a la lista de ineptos que han traído las cosas hasta este lugar: una crisis desatada, terminal y que pone la seguridad alimentaria de los chilenos en serio riesgo.