El Séptimo Tribunal Oral de Santiago sentenció a presidio perpetuo calificado a Felipe Rojas, condenado por los delitos de violación con homicidio y aborto no consentido en contra de Fernanda Maciel, crimen ocurrido en febrero de 2018.
Esta pena implica que Rojas deberá permanecer en prisión el resto de su vida, pudiendo recién a los 40 años de pena solicitar beneficios carcelarios los que pueden o no ser aprobados.
En la lectura de la sentencia, el magistrado destacó el «actuar traicionero» del acusado, lo conlleva un «repoche particularmente grave, pues no sólo defraudó las expectativas y la confianza que la víctima depositaba en él, sino que la confianza se sostenía en 10 años de amsitad y de vecindad».
«El acusado violó, mató y enterró a pocos metros de su casa a su amiga, a su vecina con quien a diario conversaba y compartía», resaltó el juez.
Respecto a las atenuantes, el magistrado reconoció que si bien «hubo colaboración», pero «fue acotada y realizada en un contexto general de absoluta falta de colaboración, antes y después de la reconstrucción».
Así, la alevosía, añadió, «es en este caso concreto portadora de un peso específico de tal entidad que neutraliza el efecto o impacto de las atenuantes, debiendo por tanto considerarse que, en última instancia, no hay circunstancias modificatorias que infieran en la determinación de la pena».
Fallo unánime
El 11 de abril, el tribunal de primera instancia condenó a Rojas por el crimen que conmocionó al país. Según el fallo unánime, el sentenciado «ejerció fuerza o coacción sobre Fernanda Maciel, quien estuvo funcional e instrumentalmente orientada a violarla y, finalmente, con ocasión de aquello perpetró la acción matadora que le quitó la vida».
El fallo además destaca que Rojas «simuló estar preocupado» por la desaparición de la víctima quien, entonces, tenía siete meses de embarazo.
Maciel desapareció el 10 de febrero de 2018 y su cuerpo y los restos de su hija fueron encontrados enterrados en una bodega ubicada en las cercanías de su casa en la comuna de Conchalí, 500 días después de que se perdiera el rastro de la joven.
El recinto era cuidado por Rojas, quien invitó a la víctima al recinto debido a la relación de amistad que mantenían.
Previo al cierre del juicio oral, el condenado manifestó que «sé que no existe forma de reparar el daño causado a la familia de ella (Fernanda) y la mía. Me disculpo públicamente por todo lo que han tenido que pasar».