El presidente de la Asociación de Enfermeras y Enfermeros del Hospital de Talca, Leandro González, señaló que la llegada del Coronavirus al país ha puesto de manifiesto en toda su dimensión la desigualdad existente a lo largo de la historia durante el último siglo.
Explicó que, según la OCDE, Chile ha mantenido durante la última década coeficientes de Gini (medida de la desigualdad) cercanos al 0,45, muy por sobre el promedio de los países miembros de esta organización. “Sin embargo, el Estado no ha logrado garantizar la salud como un derecho fundamental”.
Sostuvo que el sistema sanitario, al igual que el de otros países, no estaba preparado para enfrentar una amenaza de este tipo, toda vez que existe un déficit global de recursos en salud, porque ésta nunca ha sido considerada una de las más importantes dimensiones de bienestar y, por lo tanto, un motor de desarrollo.
“Es inconcebible, además, cómo se ha desfinanciado el sistema público de salud y se ha fortalecido el privado, a través de incentivos perversos en los que se han involucrado sociedades maliciosas, mientras seguimos esperando una reforma al Fonasa que duerme en el parlamento y que tampoco soluciona el problema de fondo”, enfatizó el profesional.
COVID-19
De acuerdo al dirigente, hoy el panorama se vuelve oscuro con un aumento desproporcionado de los casos de infectados por Coronavirus, en un país en el cual el acceso y la calidad de la atención están concatenados al seguro de salud que cada persona tiene. “Un país en el que existe una salud para los ricos, otra para los pobres y una para las Fuerzas Armadas”, sostuvo González.
Agregó que “es indignante ver que en pleno siglo XXI, aún existen campamentos que no cuentan con condiciones sanitarias mínimas de agua potable y alcantarillado, donde las personas no pueden cumplir con una de las medidas más elementales del combate al coronavirus, como el lavado de manos”.
Opinó que el ministro de Salud (Jaime Mañalich) en sus reportes diarios “nos invita a mantener la distancia social, sin considerar que existe hacinamiento en muchos hogares de chilenos e inmigrantes. La cuarentena alcanzó a las comunidades más vulnerables de la capital, aquéllas donde las condiciones de vida tienen a varias personas viviendo en apenas unos metros cuadrados”.
González puntualizó que “es hora de que el Gobierno reconozca el problema y lo enfrente con altura de miras, con un abordaje multidimensional, y principios morales definidos, en donde el bienestar y la salud de la población predominen por sobre los intereses de los grupos económicos”, concluyó el dirigente.