En el marco del proyecto de investigación desarrollado por el Observatorio Laboral del Maule (OLM), un grupo de investigadores viajaron hasta Santa Olga en Constitución y sus alrededores, para estudiar las modalidades de reconversión productiva y laboral que se encuentran en cumplimiento tras el incendio que devastó dicha localidad en 2017.
Cabe recordar que el OLM forma parte de un proyecto conjunto entre el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) y la OTIC SOFOFA Capital Humano, que aborda las temáticas laborales existentes en la Región, y que es ejecutado por la Universidad Católica del Maule (UCM), específicamente a cargo de su Facultad de Ciencias Sociales y Económicas (FACSE).
“Nos encontramos recabando informaciones entre los diversos agentes sociales, empresarios forestales, formuladores de políticas y funcionarios municipales, dirigentes de organizaciones vecinales y de la sociedad civil y población en general, para conocer en terreno las estrategias que se han venido levantando para generar fuentes de trabajo a las familias afectadas por el incendio”, explicó el Dr. Fernando de la Cuadra, académico UCM, quien visitó la zona junto a Consuelo González y Claudio Vásquez, investigadores asociados del proyecto.
Panorama incierto
De la Cuadra, además agregó que la observación en terreno les permitió apreciar que todavía falta mucho por hacer, en un área que se ha transformado en un enorme cantero de obras.
“Independiente de los avances que deben seguir ocurriendo en el proceso de reconstrucción de Santa Olga, mi impresión es que no se aprecian muchas perspectivas de que esta localidad recupere la vitalidad que tenía antes del incendio. Muchas familias se muestran reticentes a volver a un lugar que ha sido escena de varios incendios en su historia, desde los primeros tiempos de su formación, allá por la década del sesenta, cuando surgió como una toma de terreno realizada por los trabajadores de la Celulosa Arauco”, enfatizó el investigador del OLM.
Asimismo, el investigador UCM aseveró que “sin trabajo, no es posible reinstalar a las familias que residían en Santa Olga. Por lo menos pueden pasar 12 años para que las acciones de reforestación del área que fue destruida por el fuego puedan dar sus frutos y generar el empleo necesario para sus habitantes. Una iniciativa interesante en este sentido sería la plantación de árboles de crecimiento acelerado, con el fin de disminuir los años para efectuar su cosecha”, comentó.
Actualmente, el comercio local se encuentra muy afectado por la ausencia de habitantes y si dicho fenómeno no se revierte después de concluidos los trabajos de reconstrucción, -y la consiguiente retirada de los trabajadores-, a juicio del académico UCM, “la tendencia es que dicho comercio no tendrá condiciones de sobrevivir a mediano y quizás en el corto plazo”, dijo.
Fernando de la Cuadra, recalcó que “con el riesgo de futuros incendios, existe una aprensión legitima para retomar las inversiones en nuevas plantaciones y equipamientos. Sin actividad forestal para sustentar un proyecto de reconstrucción económica, de infraestructura y de servicios en Santa Olga y sus alrededores, el escenario se presenta muy precario para sus habitantes”, destacó, agregando que “Pienso que muchos decidirán radicarse definitivamente en Constitución, ciudad en la cual pueden emprender una nueva vida, con acceso a servicios de todo tipo, escuela para sus hijos, centros de salud y todo lo que les puede proveer dicha ciudad -y otras ciudades intermedias de la región- para desarrollar sus vidas”, apuntó.
Finalmente, de la Cuadra cree que el desafío de reconstruir Santa Olga y hacerla nuevamente habitable es titánico y, sin duda, se requiere del esfuerzo y el compromiso de un conjunto de actores, entre los cuales se encuentra justamente la UCM y sus diversos centros de investigación.
“Hay que pensar muchos temas, superar muchos traumas, recuperar muchas heridas, pero si no se piensa creativamente en nuevas alternativas y posibilidades productivas y laborales que le den un sustento digno a los trabajadores y habitantes de Santa Olga, ésta se puede transformar en un pueblo fantasma en medio de un paisaje marcado por el abandono y la tristeza”, concluyó.
