Un estudio realizado por la académica de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca (UTalca), Blanca Zúñiga, constató que en el casco histórico de la ciudad de Talca hay más de 50 hectáreas de terreno –alrededor de 500 mil metros cuadrados-, que hoy se encuentran “vacíos”, es decir sitios que quedaron prácticamente abandonados tras el terremoto del 27 de febrero de 2010 y las posteriores demoliciones que se debieron realizar producto de los daños.
“Significa un importante deterioro en la calidad de vida de los talquinos. No hay una regeneración urbana, más bien es el mercado inmobiliario el que ha regulado. Esto ha generado una expansión desmedida hacia los predios más perimetrales, generando una alta congestión vehicular”, aseveró la docente en el marco del Seminario Internacional de Arquitectura: “Del territorio al Detalle”, realizado en la UTalca.
A juicio de la arquitecta, “el Estado se ha mantenido silencioso en este asunto y la ciudadanía tampoco ha participado lo suficiente. No ha sacado la voz, de modo de generar un clamor ciudadano que reclame por la recuperación de la zona céntrica de Talca”.
Zúñiga reflexionó sobre cómo ha ido afectando a la identidad esta gran extensión de sitios vacíos: “No nos hemos hecho la pregunta de qué nos pasa como ciudadanía cuando pasamos por todas estas calles, de cómo se nos congela la espalda tener que pasar de noche por cuadras que están completamente vacías. Tapadas con estos latones oxidados que no dejan ver lo que hay en el interior. Hemos descuidado muchísimo nuestra ciudad”.
En esa misma línea, el también académico de la Universidad de Talca, Germán Valenzuela, declaró que “el centro de la ciudad requiere claramente de una política especial para su recuperación, porque estamos al debe con la historia de la ciudad”.
En tanto, Juan Carral, arquitecto por la Universidad Nacional Autónoma de México, reparó que en las ciudades latinoamericanas donde existe un auge por el suburbio, la seguridad y la plusvalía, comienza un desarrollo en las afueras de la ciudad que termina abandonando el centro.
“Erróneamente se piensa que en el centro deben existir edificaciones unifamiliares y este tipo de vivienda no forma ciudad. La repetición de casitas no genera ciudad. Esta, en cambio, debe entenderse como un lugar donde participan distintas clases sociales y se desarrollan diversas actividades”, puntualizó el profesional mexicano.