Antonia Catalina Johnssön Perssön, 33 años, madre esposa y enfermera. Visionaria, inquieta y solidaria. Se autodefine como feminista.
Su vocación y pasión por la enfermería y la estética la llevaron a generar distintas instancias de ayuda, con lo que ha aprendido y lo que la vida le ha permitido desarrollar.
Luego de varios años de dedicarse a la enfermería clínica en el servicio de urgencia del Hospital Hernán Henríquez Aravena, de Temuco, decidió probar suerte en el área estética, algo que siempre le había llamado la atención.
Pero a poco andar, sentía que le faltaba la parte social que todo trabajo de enfermería lleva intrínseco.
Fue así como comenzó a capacitarse en Brasil y EEUU, para aprender nuevas técnicas. Hoy reconstruye a través de Dermopigmentación, la areola mamaria a mujeres que la han perdido, producto de una mastectomía por cáncer de mama.
Y, por si fuera poco, lo hace en forma gratuita a cualquier mujer que lo necesite.
Paciente
Claudia Rojas (nombre ficticio) nos permitió ver el proceso de su tatuaje y vivir con ella la emoción de la reconstrucción.
Hace 6 años debió someterse a una cirugía de mastectomía bilateral (extirpación del tejido mamario de ambos pechos), uno con cáncer y otro por prevención. Hace un año que esperaba un cupo para acceder a la dermopigmentación y llegó el ansiado día, con un resultado impresionante y sensación indescriptible.
“Yo me perdí hace casi 7 años y estaba tratando de acostumbrarme a algo que siempre se siente como ajeno. Cuando esto ocurrió (operación) mi familia me decía que no era importante perder los pechos, pero no es así, para mí fue como si me sacaran un brazo, un ojo, así de importante, pero nadie entendía”, reveló.
“Ahora estoy tratando de retomar lo que fui alguna vez, volver a verte de nuevo es super emocionante. El color, la forma es tal como era mi pezón original, se siente como que vuelves a ser tú. Es realmente increíble, porque lo realizan en forma gratuita y te devuelven algo que la vida te quitó, sólo porque sí, es maravilloso”, declara agradecida esta paciente.
Estos resultados resultan gratificantes para Antonia, quien detalló estar satisfecha con su trabajo. “Este trabajo me apasiona y sueño crear una red nacional para ayudar a más mujeres a lo largo de Chile”, agregó.
La especialista detalló que trabajó 4 años en urgencia del Hospital Regional de Temuco. Sus inicios en el área estética coincidieron con su embarazo y post parto, así que hizo todo durante ese proceso.
El primer curso que la enfermera tomó la acercó a la micropigmentación y microblading. De ahí se enamoró de su labor.
“Mis primeros años, en el mes de cáncer de mamas regalaba cejas a las mujeres que las habían perdido por la quimioterapia por el cáncer de mama. Luego tomé varios cursos en Brasil y Estados Unidos para perfeccionarme, lo que permite que ahora me dedique a lo que denomino Dermopigmentación Clínica y Reconstructiva, nombre que estoy intentando patentar”, declara Antonia.
Además, es socia fundadora y vice presidenta nacional, de Sochiede, Sociedad Chilena de Enfermería en Dermoestética.
Junto a una odontóloga, creó el Instituto Dermopigmentación Clínica y Dermoestetica-IDD-, al alero del cual realizan capacitaciones a otros profesionales de salud, que quieran aprender estas técnicas.
Con sus primeras alumnas está formando la fundación “Juntas Nos Cuidamos”
“Se llama así, porque somos mujeres que ayudamos a mujeres. Soy feminista y desde esta mirada, recuperar la autoestima, mejorar la autopercepción, sexualidad y expresión de la femineidad es muy importante. Actualmente las políticas públicas se centran sólo en la reconstrucción del volumen a través de prótesis mamarias y eso no es suficiente ya que no considera la areola mamaria, la cual le da una apariencia más natural y es absolutamente complementaria a la cirugía”, explicó.
En este proceso se ha percatado que son muchas las mujeres que anhelan poder recuperar la apariencia de su mama, por lo mismo está formando colegas, para crear una red de apoyo a lo largo de Chile.
“Con la actual legislación, la micropigmentación es considerada un simple tatuaje y puede hacerlo cualquier persona mayor de 18 años. Pero mi idea es profesionalizar el proceso, formar colegas con sólidos conocimientos científicos, porque aquí trabajas no sólo con mujeres afectadas emocionalmente, lo haces en pieles irradiadas, con cicatrices, se requieren conocimientos y una forma de atención distinta”, agregó.
Por su parte, María José Parraguez, trabajó 9 años en el Hospital Clínico de la U. de Chile y que ahora tiene una clínica estética. Con abuela y tía que han padecido cáncer de mamas, tiene una sensibilidad especial hacia el tema.
Quiere también incluir este servicio en su quehacer, y de la misma forma que Antonia, su formadora y profesora, gratuitamente para mujeres que han tenido cáncer.
Siente que desde que dejó el servicio clínico, aunque muy apasionada con su nueva función, le faltaba algo y esto la volvió a conectar con lo que la llevó a estudiar enfermería.
Zunny Pizarro Otarola, coordinadora de la Unidad de Toma de Muestras enUC Christus-Alcántara, es enfermera y amante de su profesión, artista autodidacta.
Le gusta mucho dibujar y pintar, y cree que a través de esto puede unir el arte y la enfermería. Se emociona hasta las lágrimas al ver la felicidad de la paciente que se va feliz, renovada.
Ambas, después de un intensivo proceso de capacitación teórica y práctica, en papel y moldes de silicona, tuvieron la oportunidad de tatuar a su primera paciente, guiadas por Antonia.
La alegría en sus caras era evidente, absolutamente conectadas en la emoción con la paciente, no disimularon sus ojos brillantes, ni una lágrima caer.
Reconocieron, que ese granito de arena, con el que pueden aportar, es la esencia de la enfermería, sentir que su trabajo es algo grande para otros es lo más reconfortante, reconocieron.
Emoción que Antonia vive cada vez que reconstruye una areola mamaria con la dermopigmentación, que realiza.
¿Antonia, cuál es tu sensación cada vez que terminas un tatuaje reconstructivo? “Alegría, me conecto mucho con el sentir de mis pacientes y siempre al final, cuando termino y se miran nuevamente, logrando dar un cierre a su proceso, dejando atrás todo lo vivido por la enfermedad, siempre lloramos las dos, es muy hermoso”, finalizó Antonia.