Una niña estadounidense de 17 años se arrepintió de su proceso de transición para ser un niño que inició a los 13 años.
Chloe Cole comenzó a tomar bloqueadores de la pubertad y se sometió a una cirugía de extirpación de senos cuando tenía 15 años, lo que la ha llevado a vivir una experiencia que, según ella, «ningún niño debería vivir».
La joven se ha vuelto una activista que incluso la llevó a testificar en una audiencia del comité de la Asamblea de California, instando a los legisladores a que los niños no reciban terapias de transición.
«Ningún niño debería tener que experimentar lo que yo viví. Mi consentimiento no fue informado. Sin saberlo, estaba separando físicamente mi verdadero yo de mi cuerpo, de manera irreversible y dolorosa», dijo.
«Esa realización, en realidad, fue una de las cosas más importantes que me llevaron a darme cuenta de que este no era el camino que debería haber tomado (…) Estaba buscando un nicho para encajar y una sensación de satisfacción», agregó.
Cabe destacar que la cirugía de reasignación de género en Estados Unidos se limita en gran medida a los mayores de 18 años, pero que dichos tratamientos para adultos y menores están respaldados por la Asociación Médica Estadounidense y la Asociación Psiquiátrica Estadounidense.