Leandro Quezada realizaba el control del tránsito, como siempre es su labor, pero esta vez se encontró con la marcha de la Confech el viernes pasado.
Disparó su arma de servicio e impactó a uno de los jóvenes que participaban de la manifestación, recibiendo de inmediato la condena por parte del Gobierno.
Parte de la bala alcanzó a un joven de 19 años, un repartidor de comida.
Sin embargo, el caso dio un vuelco, porque audios e imágenes, dieron cuenta que el carabinero estaba rodeado y era golpeado en el suelo.
La querella
Hoy La Tercera, revela que el uniformado Leandro Quezada, y otros dos compañeros que resultaron lesionados, interpusieron una querella por homicidio frustrado a carabinero en ejercicio de sus funciones. Va dirigida en contra quienes resulten responsables del ataque.
En el recurso judicial, Quezada señala que pasado el mediodía, “desde la plaza Benjamín Vicuña Mackenna, caminaron alrededor de 60 a 70 encapuchados, vestidos de uniforme escolar, pantalón gris y polerón negro, quienes se ubicaron en el bandejón central de la Avenida O’Higgins, en donde permanecieron unos 10 minutos, para luego y en forma sorpresiva comenzar a correr hacia nosotros lanzándonos piedras y cualquier objeto que tuvieran a la mano”.
“Me percato de que mi sargento Gómez quedó atrás, por lo que me di vuelta para buscarlo y un sujeto encapuchado me pegó un golpe de puño, al parecer con una manopla en mi cabeza a un costado de mi ceja izquierda. Caí al suelo inmediatamente y comencé a cubrirme la cabeza con ambos brazos, ya que varios encapuchados se acercaron para propinar golpes de todo tipo”, relata en la querella.
“Cuando logré ponerme de pie veo de entre 10 a 15 personas a mi alrededor, quienes me continuaban pegando y lanzando objetos, y momentos antes me habían quitado mi bastón retráctil, por lo que ante el miedo de mi integridad física, es que desenfundé mi arma de servicio, revolver, y efectué un solo disparo al suelo. Los individuos se alejan de mí y logro divisar a mi sargento Gómez ingresando a un edificio, al que también hago ingreso”, precisa.
“Cuando logré ponerme de pie veo de entre 10 a 15 personas a mi alrededor, quienes me continuaban pegando y lanzando objetos, y momentos antes me habían quitado mi bastón retráctil, por lo que ante el miedo de mi integridad física, es que desenfundé mi arma de servicio, revolver, y efectué un solo disparo al suelo. Los individuos se alejan de mí y logro divisar a mi sargento Gómez ingresando a un edificio, al que también hago ingreso”, precisa.
Los policías dieron cuenta de las lesiones que sufrieron ese día: hematomas, equimosis, contusiones en brazos, dorsal y manos, además de otras lesiones.