Apenas una desinteligencia le costó la final de la Copa Confederaciones a Chile, en un partido en que los dirigidos por Juan Antonio Pizzi jugaron ampliamente mejor que sus rivales.
Fueron los nacionales los que tuvieron absoluto dominio del encuentro durante los primeros minutos, pero como le pasó durante todo el torneo, pecaron de falta de gol. Charles Aránguiz fue el primero en probar a la defensa, pero no pudo definir pese a controlar en el área de los teutones.
Luego sería Alexis Sánchez quien tendría una opción clara luego de un rebote de Marc-André Ter Stegen, pero inexplicablemente no pudo ejecutar bien la jugada y el esférico terminó lejos del área rival.
Hasta que llegó el minuto 20, el fatídico para la Roja. Marcelo Díaz intentó salir jugando desde el fondo, pero cedió ante la presión de los rivales, Timo Werner le arrebató el esférico y cedió para que Lars Stindl definiera a puerta vacía.
El golpe fue duro para las filas chilenas, que pese a todo mantuvieron la posesión del esférico y atacando con diversos centros. Mauricio Isla fue uno de los principales agentes de ataque, pero le costó dar la puntada final.
Sobre el final de la primera etapa, el contragolpe de los germanos volvió a ser efectivo ante la defensa de los rojos, pero Claudio Bravo estuvo atento para evitar el segundo tanto, manteniendo la diferencia mínima antes del descanso.
Si bien tras el inicio de la segunda etapa los actuales campeones del mundo insinuaron quedarse con la posesión, fue solo una ilusión, pues de a poco la Roja retomó el trámite del encuentro. Las jugadas sobre el área comenzaron a sucederse de Ter Stegen, pero el germano se lució ante los remates de Leo Valencia y Vidal.
Sobre los 80’ el técnico Juan Antonio Pizzi decidió jugársela con todo y mandó a Ángelo Sagal y Edson Puch a la cancha, buscando el desequilibrio. Y fue el delantero de Huachipato el que tuvo la más clara, pero la mandó excesivamente alto, mientras jugadores e hinchas se tomaban la cabeza.
Ya con el tiempo cumplido, un tiro libre de Alexis pudo ser el ansiado empate, pero nuevamente Ter Stegen, como en todo el partido, ahogó el grito nacional, dejando la copa en manos alemanas.
