La prolongada sequía y el aumento de las temperaturas mínimas, como consecuencia del cambio climático, serían las posibles razones por las que los bosques de cipreses estarían siendo atacados por insectos taladradores, lo que pone en peligro su subsistencia y aumenta notablemente las posibilidades de incendios.
Así lo planteó el académico del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca (UTalca), Claudio Ramírez, quien junto a un equipo de investigadores y funcionarios del Servició Agrícola y Ganadero (SAG) se encuentran trabajando en resolver esta problemática.
“Hemos visto que el Ciprés de la Cordillera está siendo muy dañado por un insecto nativo: bupréstido Bilyaxia cupricep, que es una especie de coleóptero, que normalmente vive asociado a este árbol sin provocarle mayor daño, pero que en el último tiempo está aumentando en gran tamaño su cantidad poblacional”, explicó.
Según detalló Ramírez, “este insecto se alimenta de la corteza de los árboles y genera su mortalidad total. Estamos preocupados por que los niveles de daños son muy altos y está abarcando una gran cantidad de bosques de esta especie”.
CALENTAMIENTO GLOBAL
De acuerdo a los resultados preliminares de la investigación, la sequía sería uno de los motivos de esta problemática. “Esto puede tener dos causas posibles. Por un lado, la disminución del aporte hídrico en estos bosques, que según los registros ha decaído mucho”, y un segundo factor que tiene relación con el calentamiento global. “Las temperaturas altas pueden estar provocando que los insectos tengan un invierno menos crudo y esto esté produciendo una disminución de la mortalidad”, afirmó.
El doctor en Biología aseguró que este fenómeno tiene un gran impacto en el patrimonio natural de la zona, y además podría perjudicar el turismo que allí se realiza, generando también perjuicios económicos.
Sin embargo, destacó que lo más preocupante es el inminente riesgo de incendios que esto significa. “De por sí en un árbol seco es probable a que prospere un pequeño foco de incendio, pero además cuando este insecto lo daña, excreta una cera o goma que se deposita en la corteza externa y es altamente combustible”, afirmó.
Por esa razón, el académico advirtió que “hay que poner atención y mucho cuidado ante la emergencia de incendio en estos bosques”, que con la llegada de la primavera y luego el verano, son más susceptibles a este tipo de siniestros. “En bosques como estos es muy probable que los incendios sean más intensos, más difíciles de controlar y de expansión más rápida”, aseguró.
Esta misma situación se registró recientemente en Estados Unidos, donde se han perdido grandes extensiones de patrimonio natural. “Allá ha pasado con insectos de características similares y se ha planteado como una causa de los grandes incendios que se han registrado”, lo que da cuenta de la magnitud de la problemática, enfatizó el investigador.