Un Accidente Cerebrovascular (ACV) es un grupo de enfermedades neurológicas, que consisten en una oclusión o una rotura de un vaso sanguíneo en el cerebro.
El Dr. René Meza, especialista neurólogo del Hospital Regional de Talca, explica que en la medida que pasan los años aumenta el riesgo de que ocurra un ACV, porque va en directa relación con la aparición de enfermedades crónicas. “Pero eso no quita que en personas jóvenes este tipo de enfermedades también pueda ocurrir, pero la frecuencia tiende a ser menor”.
El especialista enfatiza que, sobre los 65 años de edad, los números y la prevalencia de padecer ACV aumenta bastante, sobre todo en enfermos crónicos.
Los principales factores de riesgo son los llamados modificables, como la hipertensión, diabetes, tabaquismo, la dislipidemia, obesidad y el sedentarismo.
“Siempre hemos dicho que el tener un ACV es llegar tarde a una condición que debía ser prevenida, con medidas que buscaban corregir todas las enfermedades que generaban ese riesgo de terminar en un accidente vascular. Con esa premisa se trabajaba pre-pandemia”, indica el Dr. Meza. Añade que, durante la pandemia, se ha visto que los pacientes siguen llegando en similar número que antes de la contingencia.
“En nuestro hospital, alrededor de 50 pacientes mensuales siguen asistiendo y son egresados por ACV. Estos números no han cambiado drásticamente, seguimos recibiendo lo mismo, pero en condiciones de camas bastante más reducidas, porque la ocupación se ha visto incrementada por pacientes Covid-19. Así que hemos visto mucho más intensificada la necesidad de acelerar procesos de recuperación, dentro de lo posible”, detalla.
El Dr. Meza explica que “los pacientes se han demorado más en consultar y ahí quizás se ha hecho una diferencia más notoria (comparado con la pre-pandemia). Los pacientes por distintas razones, probablemente por temor a contagiarse, no han consultado a tiempo y eso nos dificulta la intervención de forma más temprana para que tenga un mejor pronóstico posterior”, sostiene.
Y es que el paciente que consulta de forma más temprana, le permite al especialista asegurar incluso -si el caso lo amerita- tratamientos trombolíticos específicos para destapar arterias, por ejemplo, disponibles dentro de la red de hospitales maulinos de alta complejidad (Talca, Curicó y Linares), con la asistencia presencial o remota de un especialista neurólogo, que siempre estará disponible para este propósito.
Hay que destacar además el impacto de esta patología, al considerar por ejemplo un riesgo cercano al 25% de mortalidad para todo paciente con ACV.
SÍNTOMAS
A diferencia de otras enfermedades, donde el dolor es una de las principales señales de alarma, como es el caso del infarto cardíaco, en el accidente vascular la cefalea no es el síntoma principal, aquí lo que predomina -según el médico especialista-, es la pérdida de funciones, principalmente de fuerza de una extremidad, el hablar poco claro o la desviación de la comisura labial (asimetría facial). Estas señales motivan la pesquisa oportuna y la consulta precoz.
“Nuestra región está protocolizada, de tal manera que el sistema SAMU logra categorizar al paciente en base a estos síntomas, que pueden ser relatados por un testigo por vía telefónica también. En el caso de que haya una consulta espontánea en el Servicio de Emergencia, ahí se categoriza al paciente de inmediato, porque todos los equipos de Triage están preparados para sospechar un ACV y ellos, de inmediato, activan un código que pone en contacto a un neurólogo de turno 24/7, que está dispuesto para dar el tratamiento más oportuno a ese paciente”, indica el Dr. Meza.
El llamado del HRT no es solo a tener la precaución de consultar de forma precoz ante cualquier sospecha de ACV, sino que también a nunca olvidar su tratamiento y controles.
“Muchas veces es habitual que ocurra que tienen diagnósticos crónicos, hipertensión, diabetes, y en estos tiempos lo que más se ha visto y lo que más escucha uno, es que esos pacientes han dejado controles por distintas causas. Aquí no se trata de buscar culpables, uno sabe que la atención primaria de salud está sometida a mucho estrés, porque ha tenido que multiplicar su trabajo y en eso también han perdido una serie de controles regulares, pero también el llamado es que existe una responsabilidad que tiene que ser compartida además por el paciente”, finaliza el facultativo.