La mañana de este viernes se realizaron nuevas pericias para esclarecer la muerte de Tomás Bravo, cuyo cuerpo fue encontrado hace una semana y que aún no ha sido entregado a la familia.
Hasta el domicilio llegó el suboficial mayor de Carabineros, Aarón Jara, único entomólogo forense en el país, para realizar diligencias que permitan establecer lo que ocurrió con el niño.
La labor de un entomólogo forense consiste en examinar la fauna cadavérica, que son pequeños organismos o larvas que se pueden hallar en los cuerpos.
Esto permite saber si el cuerpo fue depositado en el lugar o si es que fue trasladado, establecer con exactitud la data de muerte y si hubo intervención de terceros desde el punto de vista toxicológico.
«Puede dar luces del momento en que falleció»
La sicóloga forense, Margarita Rojo, explicó en Mucho Gusto que «estos insectos van mutando y el entomólogo tiene la posibilidad de ir verificando qué tipo de insectos empiezan a generarse».
«Esos insectos también le permiten determinar si el cuerpo fue trasladado o no y también puede dar luces del momento en que falleció», añadió.
La desaparición
Tomás fue visto por última vez el miércoles 17 de febrero, cerca de las 19:30 horas, en un predio ubicado en un sector rural, en la ruta que une a Lebu con Arauco, en la región del Biobío.
El niño desapareció mientras acompañaba a su tío abuelo, Jorge Escobar, a buscar unos animales a un campo cercano, actividad que realizaba habitualmente.
Sin embargo, de acuerdo a la declaración de Escobar, en el camino regresó para atrapar un animal que se había quedado atrás, dejando al niño solo esperando, momento en que le perdió el rastro.
El viernes 26 de febrero fue encontrado el cuerpo del pequeño en una zona cercana a su casa, comenzando un proceso judicial que está en curso.