Un hombre estadounidense que donó el cuerpo de su madre a la ciencia se llevó una macabra sorpresa al enterarse que los restos de su progenitora, en vez de haber sido usado para investigaciones médicas fueron ocupados para pruebas militares de explosión.
Cuando Doris Stauffer falleció tras padecer alzheimer, su hijo Jim decidió donar el cuerpo para que su cerebro sea investigado por equipos médicos. Minutos después del deceso los restos de la mujer de 73 años fueron retirados por un Centro Biológico de Investigaciones.
De acuerdo a la declaración de Jim, el formulario que llenó estipulaba por escrito qué le harían al cuerpo de madre y las cosas que estaban prohibidas. Sin embargo, dos años después del deceso el hombre se enteró de la verdad: el cadáver terminó siendo ocupado en pruebas de detonación por parte del Ejército de EE.UU.
«Se suponía que estaba atada a una silla en algún tipo de aparato, y se produjo una detonación debajo de ella para tener una idea básica de lo que el cuerpo humano atraviesa cuando un vehículo es golpeado por un IED», dijo el hombre al medio ABC.
Lo que ocurrió fue que el organismo que recibió el cuerpo de Doris lo cedió al Ejército y en la institución lo ocuparon para realizar pruebas sobre los efectos de una explosión en el cuerpo humano. En palabra simples, el cuerpo de la mujer fue desintegrado mediante una prueba militar.
Desde el Ejército confirmaron el hecho afirmando que estimaban que los familiares de la mujer habían dado el consentimiento de las pruebas, algo que no fue así.
«Me siento como un idiota. No suelo ser una persona que confía mucho, pero en esta situación, no tienes ni la menor idea de que esto puede estar sucediendo, simplemente confías», explicó Jim al canal Fox de Estados Unidos.
Un allanamiento al Centro Biológico de Investigaciones, descubrió que la práctica de venta de cuerpos humanos a diversas entidades era una práctica habitual. El dueño del organismo enfrenta cargos penales por este y otros delitos relacionados.