No hay que echar la memoria muy atrás, para recordar cuando la prioridad de una empresa, independiente del rubro, era generar ganancias y muchas, daba lo mismo si era a costa de la seguridad y salud de los trabajadores, o del medio ambiente, el “negocio” era minimizar costos, sin medir consecuencias.
Pero en la actualidad, el panorama ha cambiado de manera radical y por suerte. Una empresa bien evaluada y valorada por sus pares, trabajadores y comunidad, es aquella comprometida con estos principios.
Sin ir más lejos, en el rubro de la construcción, por ejemplo, donde un mal paso, literalmente, puede salir muy caro, la Cámara Chilena de la Construcción, ha desarrollado el “Programa Buenas Prácticas” (PBP), una herramienta de autogestión, que asiste a las empresas socias, en la tarea de velar por el cumplimiento de las disposiciones del Código de Buenas Prácticas de la industria, a través de auditorías de un ente externo.
Es un programa, al que de manera voluntaria, se somete a evaluación un proyecto que está ejecutando una constructora, o inmobiliaria. Con esto se da la garantía que dicho proyecto, cumple con el espíritu del PBP:
• Favorecer una relación de transparencia entre inmobiliaria y cliente.
• Cuidar el medio ambiente y el entorno.
• Entregar condiciones seguras a los trabajadores.
• Generar una buena comunicación con los vecinos y la comunidad.
Ponerse a prueba y superar el desafío
Pocas veces nos sometemos de manera voluntaria a una evaluación, tenemos que estar muy seguros de lo bueno que somos, o querer diferenciarnos del resto, agregando plusvalía a nuestro trabajo. Es precisamente lo que hizo DLP, empresa constructora con 38 años de experiencia en el rubro y 7 proyectos sometidos a una exitosa evaluación.
Uno de estos proyectos, es el futuro Centro Pichimapu en el sector de Las Rastras, en Talca, el cual tras la auditoría, llevada a cabo por el IDIEM, registró el 100 % de cumplimiento en todos los aspectos, entre ellos, la prevención de riesgos, la salud ocupacional, la protección del medio ambiente y la relación con la comunidad, obteniendo el Sello de Reconocimiento.
Claudio Araya, es uno de los profesionales de DLP y además el administrador de la obra Centro Pichimapu, tras el reconocimiento señaló: “Pichimapu se suma al grupo de obras que ya tenemos certificadas, lo cual significa que contamos con experiencia y con las herramientas necesarias para cumplir con el programa de Buenas Prácticas. Esto nos permite hoy promover la responsabilidad con los vecinos y nuestros clientes y darle prioridad a la seguridad y a la salud laboral de los trabajadores, propiciando un entorno amigable”.
Para Claudio, tener una alta evaluación en la auditoría, implica una gran responsabilidad: “fue muy satisfactorio, pero también un desafío, porque significa que debemos mantener el estándar, ser mejores permanentemente y lograr las metas que en sostenibilidad y seguridad nos hemos propuesto. Debemos ser un ejemplo para otros proyectos y equipos de trabajo, porque las buenas prácticas son importantes de aplicar, pero también de replicar”.
DLP se declara una empresa sostenible y comprometida con la seguridad de sus trabajadores, declaración que no solo predican, sino que también practican.
