En medio de la crisis desatada por la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca a causa de un disparo de carabineros, analistas de la Universidad de Talca (UTALCA), coincidieron en afirmar que para salvar el denominado “Plan Araucanía”, el gobierno debe introducir una serie de modificaciones orientadas a cambiar el sentido original del mismo.
“El plan parece crujir con este evento”, comentó el director del Centro de Análisis Político (CAP) de la casa de estudios, Mauricio Morales. A juicio del investigador, de la forma en que el Ejecutivo planteó la iniciativa que es liderada por el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, “va a contrapelo de lo sucedido, por lo tanto, tiene que existir una especie de rediseño de cómo el gobierno va a enfrentar este conflicto de aquí en adelante”.
En este contexto, el director de la Escuela de Ciencia Política y Administración Pública del Campus Santiago de la UTALCA, Mario Herrera, dijo que el gobierno debe reconfigurar la estrategia con que hace frente a los conflictos con los pueblos originarios.
“El gobierno tendrá que diferenciar los delitos comunes de actos antiterroristas. Lo que prueba la muerte de Catrillanca es que Piñera confunde ambos elementos. Combate el delito con armamento de guerra, y no es capaz de probar el terrorismo en la zona”, expresó Herrera.
Añadió que a este escenario han contribuido además políticas gubernamentales insuficientes, y el enfoque errado con que las autoridades han planteado la relación con esas comunidades.
“Debiera ser un tema de Estado y no de gobierno. En los últimos años se avanzó en instancias de diálogo y consulta que, aunque son insuficientes para algunos, contribuían a dar voz a los pueblos originarios La militarización de la zona, en cambio, es un enfoque completamente diferente. La agenda para el diálogo con los pueblos originarios no puede estar condicionada a la lucha contra el terrorismo”, aseveró.
En el actual escenario, el investigador de la misma unidad académica, Gustavo Rayo, observó que el actual es un escenario muy complejo y difícil, “uno de los más preocupantes ocurridos en democracia”.
“Aquí el desafío realmente es enfrentar la temática mapuche bajo un enfoque diferente al criterio meramente policial, menos aún, militarizado. Es un tema complejo porque en el fondo hay una reivindicación política fundamental de determinados sectores del pueblo mapuche que van orientados a establecer un espacio de autonomía política que obviamente complica también a otros sectores que no se sienten reconocidos bajo esta idea de autonomización del territorio mapuche”, opinó.
A partir de esa reflexión el investigador sostuvo que “lo que corresponde es abrir cauces, un dialogo que permita una forma de representación de los intereses del pueblo mapuche ante tanto los gobiernos subnacionales de la región, como también a nivel nacional, tal que permita que esa voz bajo un concepto de plurinacioanlidad como Estado pueda ser debidamente escuchada e integrada en las políticas públicas”.