En su primer día como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump marcó un cambio radical en la dirección del país al firmar una serie de decretos que desmantelan el legado de su predecesor, Joe Biden. Con un enfoque contundente en temas como inmigración, economía y reforma gubernamental, el líder republicano aseguró que su administración representará una «edad dorada» para Estados Unidos. “Acabaremos con la decadencia de gobiernos anteriores”, afirmó Trump, quien comenzó revocando casi 80 decretos, incluyendo políticas que promovían la equidad racial y la lucha contra la discriminación por identidad de género y orientación sexual.
El presidente, fiel a su lema “Make America Great Again”, declaró una «emergencia nacional» en la frontera con México, lo que permitirá el despliegue de fuerzas militares en la región. Asimismo, recibió órdenes para clasificar a los carteles mexicanos, como el Tren de Aragua y la pandilla MS-13, como organizaciones terroristas. Trump también eliminó la aplicación CBP One, utilizada por solicitantes de asilo, lo que ya generó una demanda de la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU). “Es una cuestión de sentido común”, argumentó Trump, mientras reafirmaba su compromiso con medidas estrictas en inmigración y seguridad fronteriza.
El tono del primer día de mandato no solo mostró una agenda transformadora, sino también un ánimo de confrontación. Trump indultó a más de 1.500 personas involucradas en el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 y emitió órdenes para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, un anuncio de impulso sin precedentes en la industria energética con su consigna de “perforar, perforar, perforar”. Estas acciones iniciales dejaron claro que el gobierno de Trump será una ruptura total con las políticas de Biden, iniciando lo que el mandatario describe como una “marea de cambio” para el país.